No hay nada más triste que ir a ver a una leyenda de la música y encontrarse con una versión dominguera y renqueante del rock de los sesenta y los setenta. Pasará cada día más, y así hasta que se haga el silencio definitivo, cuando no quede un solo integrante de aquel tiempo vivo o capaz de empuñar una guitarra. ¿Existirá todavía alguien sobre la tierra que llegara a pisar el siglo XIX? Al rock clásico también le va a llegar su hora, pero hasta entonces sus seguidores, los que lo vivieron en su día y las generaciones que se han ido subiendo a la ola, se conformarán con los desmanes de un Dylan poco complaciente, la verbena de los Stones, el karaoke de los Buzzcocks, la peluca de McCartney... Pero los hay que todavía se niegan a convertirse en una sombra de su pasado y que intentan ofrecer algo nuevo al público. Es el caso de los míticos Deep Purple, que el próximo día 27 reaparecen con un único concierto en España y un disco nuevo, Now What?!, que ha merecido las loas suficientes como para averiguar que puede ser un buen momento para verlos.
Palabrita de Steve Morse, guitarrista del grupo desde 1994, cuando Ritchie Blackmore abandonó definitivamente la formación, y uno de los mayores virtuosos de las seis cuerdas que haya dado rock: “Este es el mejor momento para escuchar a la banda en directo, a un grupo muy especial, único, con músicos de distintas formaciones reunidos para estar en Deep Purple, que es una gran parte del árbol de la historia del rock”. Y, aunque es difícil pensar que lo que se oirá en la sierra de Gredos (Morse acaba de enterarse vía elcutural.es del épico escenario sobre el que tocarán: “¿Entre montañas, en serio?”) sonará mejor que lo que pudo escuchar un seguidor de de la Mark II, el núcleo duro de sus miembros, lo cierto es que sus palabras conducen directamente a la esperanza:
- Para el nuevo disco hemos intentado mantener al grupo unido durante mucho tiempo, hemos hecho todo de forma conjunta. Nos animamos a traer al estudio ideas y no canciones completas, intentando discutir todo entre todos. Ese ha sido mi trabajo, antes de meternos a grabar intentaba llegar cada día con un número de ideas para poder mostrárselas y creo que he ayudado, porque nunca tenemos el tiempo suficiente. Nunca paro”.
El resultado de este proceso, que asegura que se sentirá en el directo de Músicos en la Naturaleza, es Now What?! (¿Ahora qué?), disco al que bautizaron así con ironía hacia sus seguidores: “Es una especie de broma. Imagina que alguien está molesto contigo porque has estado perdido durante demasiado tiempo. Y se pone pesado y te llama y se cuela en tu habitación a ver qué tal estás. Entonces es cuando le respondes '¿Ahora qué? ¿Qué pasa?'. Es algo así lo que nos ha sucedido a Deep Purple. Es cierto, no hemos tenido material nuevo en años... Por otro lado, es la gente la que estará preguntándose ¿Y qué nos vais a contar ahora? ¿Ahora qué? Pues eso es este disco”.
El grupo, celebra Morse, está feliz con el resultado, con ese 'What': “Es un buen álbum, honestamente creo que contiene muy buen material, estamos contentísimos”. A su juicio, y a pesar de lo que sostenga cierto sector de la crítica, el sonido es bastante similar al original, mantiene elementos básicos del rock (“en cada canción”, recalca), sigue mirándose en el jazz y en la música clásica y conserva una suerte de “energía” que los seguidores sabrán apreciar: “Diría que es muy similar, más que nunca incluso, al sonido de los comienzos. Sobre todo en lo que se refiere en la emoción del rock y a ese sonido genuino que ha caracterizado al grupo. De alguna manera, hay verdad en todo lo que hacemos. Sobre la inspiración, al final ellos escriben canciones sobre sus experiencias. Estos tíos están haciendo apuntes sobre el mundo, y han conocido mucho mundo, esto resulta muy interesante para un guitarrista”.
Claro que lo es, a pesar de que es consciente de que es una eminencia en su instrumento, sabe que su parcela en la historia del rock también se la debe a su dilatado paso por esta banda: “¿Somos música clásica? Pues supongo que sí, al menos una parte fundamental de la historia del rock. Pero no quiero dejar de recordar que, al mismo tiempo, estamos tocando para gente jovencísima, pienso en nuestro último concierto y me doy cuenta de que están sucediendo cosas muy buenas, de que a la gente le gusta ver una banda actuando genuinamente y no sólo yendo a lo fácil, limitándose a disparar los viejos éxitos. No, a nosotros nos gusta tocar y eso el público lo nota”.
- ¿Y la improvisación? ¿Siguen manteniendo la pasión por esta forma de concebir el directo?
- Definitivamente. La improvisación es la única cosa que nos permite no tener un show perfecto sino continuar buscándolo, intentar tocar siempre mejor. Si te ciñes a algo que ya está escrito, puedes desafiarte a hacerlo perfecto al cien por cien. Pero, en cambio, en las secciones de improvisación el desafío es enorme, no se puede comparar. Te mantiene mucho más instintivo frente al instrumento, te permite estar alejado del riesgo de salir a tocar para figurar o posar. En mi caso, siempre intento arreglármelas para que hacer que la improvisación funcione en la mayor parte de los solos, y nunca sabes si lo vas a lograr. Ese es el reto.
- Ya que menciona los solos, hay quien dice que merece la pena asistir a un concierto de Deep Purple tanto por la banda como por sus solos de guitarra. Como si fueran dos espectáculos diferentes.
- La verdad es que liderar la banda y tener una sección individual es bueno para mí. Pero, no sé, no soy tanto un solista... ese no es mi poder principal. Lo es trabajar con otra gente, hacer que funcione el grupo. Un solo está bien, claro, pero prefiero la banda mil veces.
- Hace justo un año de la muerte de John Lord. ¿Le homenajearán durante el concierto de Gredos?
- A veces lo mencionamos... El disco está dedicado a él y creo que no es poco, es nuestro mejor trabajo, es lo mejor que podíamos hacer respecto a esto. Porque, por otra parte, no sé hasta que punto la gente quiere recordar la realidad durante un concierto. Supongo que prefieren estar entretenidos y no pensar en historias tristes como esta. Tenemos una canción, Contac Lost, dedicada a un episodio muy triste de la historia [a los astronautas muertos en el accidente de Columbia] y tratamos de no recordar el drama al que alude, sino simplemente ir a la música. Sucede también con John. Él siempre está presente, por supuesto, pero no sé hasta qué punto la gente desea que lo hablemos.
- ¿Llega uno a cansarse de tocar Smoke on the Water o de otros clásicos de Deep Purple?
- No, para nada. Si Smoke on the Water está en el setlist, me siento muy feliz de tocarla. Pero no tocamos todas las míticas, porque de ese modo las dos horas que dura el concierto serían mucho menos divertidas. A cambio, ofrecemos un montón de elementos diferentes, es bueno que no sea una fiesta sin más, sino que el público escuche la música, descubra cosas... Ellos saben que antes o después llegará el momento festivo. Es como si tuvieras un control remoto y pudieras pulsarlo con determinadas canciones para que el lugar entero comience a bailar. Me encanta hacerlo así.
- ¿Son conscientes de que han inspirado e inspiran a millones de adolescentes en todo el mundo para agarrar la guitarra por primera vez?
- No estoy seguro. No me lo he planteado jamás. Pero sí te digo que cuando imparto seminarios de guitarra para jóvenes músicos lo primero que hago es explicarles en qué consiste esto verdaderamente. La gente tiende a pensar que la guitarra es una forma sencilla de abrirse camino en la vida e intento quitarles esa idea de la cabeza. Si de verdad tu apuesta es la guitarra, vas a tener que dedicarle más tiempo del que tienes. Cuando yo tenía 15 años, todos mis amigos salían por ahí los viernes y los sábados y yo me tenía que quedar en casa practicando. Tienes que ser muy firme en tu dedicación si quieres ser guitarrista. Pero, a la vez, no me canso de recordarles que no tienen que hacer esto para vivir, que pueden seguir tocando sin tanto estrés, vivirlo y disfrutarlo como el que aprende otro idioma, en este caso el de la música.
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