Dolly está a salvo de patentes
EE UU tumba la petición de los creadores de la oveja de poder cobrar por cada animal clonado
Un ser vivo clonado es genéticamente idéntico a su modelo (su progenitor), que ya existe en la naturaleza. Y la ley estadounidense establece que no se puede patentar nada que ya exista en el medio natural. Por tanto, no existen razones para que la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, merezca la protección que confiere la propiedad industrial.
Este es el argumento esgrimido por un juez estadounidense para rechazar la solicitud planteada por el Instituto Roslin de Edimburgo, donde se concibió al ovino más famoso, que nació en 1996. Se trata de la primera resolución judicial sobre un organismo clonado de la Justicia estadounidense. De haber ganado el Instituto Roslin, podría haber cobrado por cualquier oveja, cabra, vaca o cerdo clonado en Estados Unidos.
No hay ninguna duda respecto a los derechos relacionados con la técnica de clonación desarrollada por los investigadores Ian Wilmut y Keith Campbell. Este método goza de toda la protección legal. Pero cuestión distinta es extender este paraguas (y sus derechos económicos asociados) a cualquiera de estos animales replicados en el laboratorio.
La Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos ya había denegado por dos veces a Roslin la posibilidad de patentar a Dolly. Ahora, en una instancia ya no administrativa sino judicial, tres magistrados federales han ratificado la decisión inicial. “La identidad genética de Dolly respecto a su progenitor donante la convierte en algo imposible de patentar”, plantea el juez ponente, Timothy Dyk. “No hay nada que sugiera que los clones son distintos de forma relevante a los animales de los que son copia”, añade.
No fue fácil llegar a Dolly: otros 227 intentos fracasaron. El método desarrollado por los investigadores escoceses consiste en tomar una célula de una oveja adulta (en este caso de la glándula mamaria de un ejemplar de seis años), eliminarle el núcleo (donde se encuentra el ADN) e introducirlo en el óvulo de otra oveja al que se ha despojado de núcleo. El embrión resultante se desarrolla en una tercera oveja que asume el papel de vientre de alquiler y que pare a un calco de la oveja de cuya ubre salió la célula.
Salvatore Arrigo, el abogado de Roslin, se mostró ayer contrariado por la resolución judicial. “Dolly fue creada por el hombre, no por la naturaleza”, sostiene a este diario a través del teléfono. “La ley estadounidense excluye de entrada la posibilidad de patentar las ideas abstractas, los fenómenos de la naturaleza y las creaciones que se encuentran en el medio natural”, relata. “Pero Dolly es distinta a todo esto. No se ajusta a ninguna de estas categorías. No es equiparable a nada que exista en la naturaleza, la naturaleza no crea clones de animales”.
Pese a los recelos del letrado estadounidense, Agustín Alconada, del departamento de biotecnología de ABG patentes en Madrid, considera que la justicia estadounidense ha tomado la decisión más sensata. “Tiene bastante sentido, el método para desarrollar un animal clonado aportó una nueva tecnología merecedora de la patente, pero el animal en sí ya existe en la naturaleza, no supone una contribución nueva respecto a lo que ya existe”, comenta. Leer noticia completa y seguir hilo de debate en elpais.com
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