Cuando el agua provoca enfermedades mortales a los niños de las zonas pobres de África
Desde Oxfam Intermón trabajamos para que las familias con escasos recursos tengan acceso a agua limpia y segura y sus hijos no fallezcan por una simple diarrea
En Chad, el clima semidesértico hace que el agua sea escasa y de baja calidad. Beber esta agua provoca enfermedades mortales en los niños de las zonas pobres del país. Desde Oxfam Intermón trabajamos para que las familias con escasos recursos tengan acceso a agua limpia y segura y sus hijos no fallezcan por una simple diarrea.
"El agua está sucia y llena de gusanos y los niños se ponen enfermos con frecuencia"
Achta Fadoul tiene 28 años y vive en Midjiguir, en una región rural del centro de Chad. Su gran preocupación es la salud de sus seis hijos, entre 1 y 10 años de edad: "Enferman con frecuencia. El agua está muy sucia y llena de gusanos y eso provoca enfermedades en los más pequeños: diarrea, malestar, dolor de tripa. Todo a causa del agua que consumimos".
La diarrea, combinada con una mala nutrición, puede ser fatal. "Comemos hojas silvestres porque no tenemos otra alternativa y eso no ayuda a un crecimiento sano", se lamenta Achta. Muchos niños en esta zona están tan débiles que cualquier enfermedad puede acabar con su vida. Y eso no es solo exclusivo de Chad. Cada año mueren en todo el mundo más de 1,5 millones de niños por enfermedades relacionadas con el agua sucia.
"Cuando los niños se ponen enfermos, nos gustaría llevarlos al hospital pero no tenemos dinero. Nos quedamos esperando que Dios les dé la salud y se recuperen", dice esta mujer mientras mira al cielo.
"Desde que se construyó el pozo, se han reducido mucho las enfermedades"
Maïmouna Souleïmane tiene 48 años, siete hijos y dos nietas. En su pueblo, Dirbeye, con el apoyo de Oxfam Intermón, han arreglado el pozo para que las familias tengan agua limpia cerca de casa y lo han cercado para evitar que los animales lo ensucien. Además, han construido letrinas en todos los hogares para evitar la contaminación del agua subterránea.
Gracias a todo eso , madres como Maïmouna han visto cómo los niños y las niñas sufren muchas menos enfermedades digestivas, parasitosis y diarreas. “Aconsejo a mis hijos que sólo tomen el agua del pozo y que se laven bien las manos antes de comer’, relata.
De hecho, tras las formaciones dadas por Oxfam Intermón, cada vez hay más vecinos que son conscientes de la importancia de la higiene para reducir las enfermedades. Se han organizado en un comité de agua que se encarga de cuidar el pozo (y arreglarlo cuando se estropea) y de extender los buenos hábitos de higiene en toda la comunidad.
Otro efecto positivo se aprecia en la vida de mujeres y niñas, que tradicionalmente son las encargadas de ir a buscar agua. Con el nuevo pozo han ganado mucho tiempo: "Desde que tenemos pozo estamos muy aliviadas. Antes dedicábamos diez horas al día a conseguir agua. Ahora voy y vuelvo en diez minutos", cuenta esta mujer que, como muchas otras, han visto como su vida daba un giro de 180º. "Tengo tiempo para hacer de maestra, que es algo que siempre me ha gustado y que además contribuye a que se desarrolle mi pueblo", relata Maïmouna feliz.
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