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 05/10/2013

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El ciberespacio es la gran esperanza para que la voz del poder no esté sola

El verdadero cambio pasa inexorablemente por el activismo cívico


Lo han dicho muchos ciudadanos en la calle, pero alguien lo tenía que poner por escrito. Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) acaba de presentar su último libro, ‘¡Basta!’ (Espasa). En él reflexiona a propósito de la injusticia social, de la ética, de los principios democráticos, de la ley del mercado, del capitalismo... y exhorta a cada lector a iniciar una rebelión pacífica. No en vano preside la Fundación Cultura de Paz. Este catedrático de Bioquímica dirigió la Unesco durante más de diez años. Antes fue Rector de la Universidad de Granada, ministro de Educación en tiempos de UCD, y vicepresidente del Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.
 
En un momento tan convulso como el que nos toca vivir, ¿a qué es a lo primero que hay que decir basta?
Lo primero que hay que reponer son los principios democráticos y éticos, tanto en el corazón de la política como de la acción ciudadana, aquellos principios éticos a los que renunciaron indebidamente en los años ochenta y que sustituyeron por las leyes del mercado, relegando a las Naciones Unidas, que significa el multilateralismo, el estar todos, y primando la plutocracia, el gobierno de los países más ricos. Éstos, que eran al principios seis, seis países, impusieron sus criterios a todos los demás, que eran, nada más y nada menos, que 190. ¿Por qué esos 190 les obedecen? Porque tienen el dinero, el poder, la energía... A eso es a lo primero que hay que decir basta.
 
Sin ser apocalíptica, por desgracia, eso ha ocurrido siempre. ¿Por qué ahora se van a invertir los papeles?
Porque este sistema no lo queremos. Este sistema, que cuenta con un inmenso poder mediático, no quiere que protestemos, que nos movilicemos, pero por vez primera lo estamos haciendo. Queremos ser ciudadanos, ejercer como tal, y dejar de ser súbditos; ser actores en vez de espectadores. La gente está indignada. Y hay cosas que no está dispuesta a seguir consintiendo.
 
¿Por ejemplo?
El gasto militar. No me canso de repetirlo: cuatro mil millones de dólares al día. Y hay gente muriéndose de hambre. Han conformado una economía de la deslocalización productiva, basada en la especulación, que crea pobreza en todos los sentidos, también en el medioambiental. Y tenemos una responsabilidad moral con nuestros hijos, con nuestros nietos, con nuestros  descendientes. Cuando era director general Unesco repetía una frase de Mandela: “cada generación no tiene más que un compromiso, pensar en la siguiente”. Los ciudadanos estamos diciendo basta a un sistema que no tiene en cuenta a más de la mitad de la Humanidad, un sistema que sólo atiende y protege al 20 por ciento, y que es, a todas luces, insostenible.
 
Asegura en su libro que el verdadero cambio pasa inexorablemente por el activismo cívico. Pero, ¿de qué modo el cambio puede forjarse desde quienes no tienen acceso al poder, en casi ninguna de sus instancias?
Hasta hace muy pocos años, tendría usted toda la razón. Estábamos tan sometidos al poder que hasta dábamos por él nuestra propia vida. ¿Qué ha hecho hasta ahora la Humanidad? Poner los muertos. Hemos tenido que ir a defender causas que a veces eran las opuestas a las nuestras, pero cumplíamos órdenes, mandatos, y había que defender lo que mandaba el poder. Hasta hace poco, estábamos confinados en unos espacios que eran, tanto intelectual como territorialmente, muy pequeños. A día de hoy, la mayor parte de la gente nace, vive y muere en 50 kilómetros cuadrados. Antes no teníamos capacidad alguna. En los años 90 se comenzó a operar un cambio. Yo lo observé a través de mis nietas, que hablaban (perdón, chateaban) con gente de otros países y otras culturas a tiempo real. Con Internet, el silencio ha concluido. Si uno mira la Historia, se da cuenta de que sólo existía la voz del poder, interrumpida de vez en cuando por otras voces de genio o profetas. Pero eso ha acabado. Quien quiera decir algo tiene un altavoz incomparable. El ciberespacio es la gran esperanza.
 
Pero, sin ánimo de resultar impertinente, el ciberespacio es inmenso, y alberga tantas voces dispares, tantos estímulos, tanto ruido y distorsión que ¿cómo sabe uno qué navega en la dirección correcta?
Tiene toda la razón, ese es uno de los pensamientos sobre el que más me gusta adentrarme. Siempre ha habido ruido, incluso cuando el acceso a la información era escaso. Por eso propongo reapropiarnos del tiempo. Cuando estudiaba en Oxford, en los años 60, uno de mis profesores, Kendrew, un Nobel bioquímico, me dijo que lo importante era disponer de tiempo para pensar. Cada ser humano es capaz de crear, de inventar. Pero para eso necesita tiempo. Y para digerir, y cribar, y analizar todas esas informaciones a las que usted alude, también se necesita tiempo. “Investigar es ver lo que otros ven y pensar lo que nadie ha pensado”, comentaba Kendrew. Para digerir esa información ingente que hay en el ciberespacio es necesario reapropiarnos del tiempo, todos los días hay que ser capaces de distanciarse y masticar la información que se recibe, pensar cuál es mi posición, mi aportación a tal o cual cuestión, buscar la razón de ser de las cosas. O, por lo menos, tratar de hacerlo.
 
¿El 15-M ha encontrado la razón de las cosas?
El 15-M es un movimiento fantástico, esperanzador. Sobre todo, porque está aglutinado por gente joven que no sólo se queja, sino que propone, y lo hace de manera pacífica.
 
¿Cuánta culpa tenemos usted y yo, el ciudadano de a pie, en esta crisis?
Ninguna. Ni usted ni yo hemos construido aeropuertos fantasmas, ni circuitos de fórmula 1, ni ciudades de las artes, ni nos hemos llevado indemnizaciones millonarias después de arruinar bancos. Usted y yo, como la mayoría de los ciudadanos, nos hemos ganado la vida como podíamos, trabajando, y haciendo equilibrios, a veces más holgados, a veces más estrechos, para llegar a fin de mes.
 
La autora de esta entrevista es Esther Peñas. La foto es de: Javier Lorent. Leer noticia completa en solidaridaddigital.com.



Conferencia inaugural del I Congreso de la Excelencia en Educación:
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en la transformación hacia un mundo mejor

 

 
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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