Como viene siendo habitual, los garajes reales se abren para que los Roll-Royce Phantom IV de la Casa Real salgan en las grandes ocasiones. Se trata del más lujoso e imponente coche creado por la marca inglesa.
Es el único coche de Rolls-Royce que, al estar equipado con un motor de 5675 cm³ y de ocho cilíndros en línea, está específicamente diseñado para recorrer largas distancias a una velocidad reducida. Se considera, por tanto, un coche ceremonial para reyes y jefes de Estado. La casa oculta su potencia, pero se estima que tiene 160 CV y capacidad para circular a 170 km por hora.
Es el coche perfecto para este tipo de ocasiones, pues el Phantom IV es capaz de pasar del paso normal de la caballería a altas velocidades en caso de necesidad. Consume una media de 23.2 litros cada 100 kilómetros por ciudad y ocupa 5,7 metros de largo y 1,95 metros de ancho, dimensiones similares a las de una limusina.
El chasis fue desarrollado a partir del primer modelo de posguerra de Rolls-Royce, el Silver Wraith, fortalecido y alargado considerablemente de una distancia entre ejes de 145 pulgadas a una longitud total de 229 pulgadas.
La Casa Real española conserva tres de los 18 Rolls-Royce Phantom IV que fueron fabricados en el mundo, según publica Autobild. Debido a su exclusividad, es difícil y caro encontrar piezas en caso de reparación.
El Phantom IV nació como un encargo del Duque de Edimburgo y todas sus unidades fueron fabricadas en los años 50. Algunos de sus propietarios más distinguidos han sido Isabel II de Gran Bretaña, el Sha de Persia, el emir de Kuwait, el duque de Gloucester, la duquesa de Kent, el príncipe Talal de Arabia Saudí, el rey Faisal de Irak. Leer noticia completa en lainformacion.com.