• “Es un hombre honrado y cabal. Un trabajador cumplidor que deja que los hechos hablen por él”
De todos los temas de conversación que nos aporta el fútbol hay uno que genera más palabras y más calor que cualquier otro. ¿Quién es mejor, tal jugador o tal jugador? Entusiasma especialmente la cuestión cuando llega la hora de elegir al mejor del mundo en la ceremonia anual del Balón de Oro. Pero siempre está presente.
Cuando hablamos de nuestro equipo debatimos prácticamente todos los días sobre qué miembro de la plantilla el entrenador debería alinear de lateral izquierdo, o de delantero centro, o de portero, o de lo que sea. Véase, por dar un ejemplo muy sonado este curso, el caso de la portería del Madrid, ¿Iker Casillas o Diego López? El tema, como tantos otros, es inagotable. Y después tenemos, claro, las polémicas que se crean alrededor del equipo nacional, que si el seleccionador acierta o está loco al poner a jugador X o Y en la lista para el Mundial.
Pero hoy vamos a para abrir una nueva vena de conversación futbolera. No quién es el mejor, sino quién es el más admirable. ¿Qué jugador ofrece el mejor ejemplo a seguir para el resto de los mortales?
Habrá otros candidatos pero aquí elegimos, por goleada, a Pedro Rodríguez, hasta hace poco conocido como Pedrito, el delantero canario del Barcelona y de la selección española. A diferencia de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, Pedro lo ha ganado absolutamente todo. Mundial, Copa de Europa de naciones, Copa de Europa de clubes, campeonatos de Liga, Copas del Rey, Supercopas. Todo. Pero al verle uno no se lo pensaría. Nunca busca protagonismo, nunca llama la atención, nunca se queja, siempre juega con alegría y da lo mejor de sí. Todo el mundo dice que el Barça ya no es lo que fue, pero Pedro no ha cambiado. Otros dan la impresión de que ya han hecho suficiente para el club, que ya se ganaron el pan, pero Pedro sigue trabajando cada día para ganárselo como si no hubiera ganado nada. Autocomplacencia: cero. Entrega: cien.
Lo vimos una vez más esta semana en el partido España-Italia. Sabemos que estos amistosos internacionales provocan pereza en algunos profesionales. En Pedro, no. Contra Italia defendía al borde del área y un minuto después amenazaba el área rival, desbordando por la banda, creando ocasiones, marcando el único gol del partido. Luchó como si hubiera sido una final, igual que en todos los partidos que disputa. El autor de este texto es John Carlin. Leer artículo completo y ver hilo de debate en elpais.com.