• "Lo más notable, ser un medio viable y fiel a su compromiso con los ciudadanos, incluso con los que tienen un alto grado de insatisfacción"
El Español cumplió ayer cien días, desde que el pasado 7 de octubre de 2015 viera la luz en su primera fase de lanzamiento para accionistas y suscriptores. Siete días después se abrió la edición a todos los lectores y, de esta manera, se empezó a destapar el tarro de la esencia del propósito editorial más innovador de la nueva era del periodismo electrónico. Su director, 'el arponero' Pedro J. Ramírez es el culpable, junto a su equipo, de que este proyecto tan ambicioso haya provocado una enorme expectativa. Con el tiempo, para muchos, se ha cumplido aquello de que el roce hace el cariño -y nunca mejor dicho, ya que la información en la era que rompe con el papel se puede hasta tocar con la yema de los dedos-, el rugido de un león se ha ido identificando con los lectores exigente y ávidos de contenidos con poso hasta convertirse en un sonido que uno echa de menos si pasan muchas horas sin merodear por la sabana de El Español. Los tradicionales cien días de cortesía que se suelen conceder a cualquiera que comienza en un nuevo cometido público han pasado, es hora de evaluar. Lo mejor, lo dicho, unos contenidos de interés, trabajados, con sedimento... ¡No es poco! No obstante, lagunas también tiene... La falta de un buen y efectivo buscador por palabras claves que dé un total de resultados que se pueda consultar; por ejemplo, si buscamos "Bárcenas" nos dice que hay 153 resultados, pero sólo son visibles 10. La carencia de un listado de etiquetas de autores y temas para facilitar que el sistema acote lo que realmente interesa al lector. Un "Blog del suscriptor" escondido y sin la posibilidad de hacer un seguimiento de los colaboradores del mismo por esa falta de etiquetas citadas. Al pinchar sobre el nombre del articulista debería desplegarse el resultado de todos sus escritos; de esta manera, tendría su propio espacio. En resumen, muy bien en el fondo, algunas carencias en la forma que habría, según nuestro parecer, que ir afinando y moldeando. Lo más notable, el periodismo de calidad y el cumplimiento de una de las obsesiones de El Español: ser un medio viable y fiel a su compromiso con los ciudadanos, incluso con los que tienen un alto grado de insatisfacción. Ahora, a andar el camino de otros cien días...