El presidente del Gobierno ha querido premiar a la que fuera su escudera, Ana Mato, con la Vicepresidencia de la Comisión de Cooperación al Desarrollo del Congreso. Pero este nombramiento no ha sentado especialmente bien ni a propios ni extraños, toda vez que Mato se vio obligada a dimitir como ministra de Sanidad el pasado 27 de noviembre, tras verse salpicada por el caso Gürtel, donde aparece como partícipe a título lucrativo a través de los manejos de su ex marido, Jesús Sepúlveda. Pero, pese a todo, la fiel de Rajoy ha mantenido su escaño en el Congreso, y ahora con un cargo mayor y una mayor compensación económica.
Mato, de 55 años, educada en las Monjas Irlandesas y en el CEU, es licenciada en Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de la UNED. Pero hizo, sobre todo, una increíble carrera política desde la antigua Alianza Popular (AP), en donde entró en 1983 de la mano del entonces secretario general del partido y delfín de Manuel Fraga, Jorge Verstrynge, entonces su profesor en la facultad de Ciencias Políticas.
Carrera meteórica, pues. en 1984, cuando todavía se encontraba estudiando en la Universidad, comenzó a trabajar como asesora de José María Aznar, con quien desarrolló su carrera política en paralelo a la del que luego sería presidente del Gobierno: cuando Aznar accedió a la Presidencia de Castilla-León (1987), Mato se integró en su Gabinete y comenzó a asesorarlo en materia de política autonómica, mientras su ahora exmarido, Jesús Sepúlveda, ejercía de responsable de Organización Territorial y Asuntos Internos de AP. Tras abandonar Aznar la presidencia de Castilla-León, Mato continuó asesorando (1989-1991) a su sustituto, Juan José Lucas, como subdirectora del gabinete presidencial. Así empiezan a entenderse los hilos que fue tejiendo en todos estos años.
La carrera fue imparable, pese a algunos deslices importantes, como cuando, siendo integrante del llamado clan de Valladolid del PP, declaró ser partidaria de la educación tradicional (niños y niñas separados, según declaró a El País Semanal, nº 1.028, 9.6.1996). Luego se acercó a Mariano Rajoy, quien siempre ha encontrado en ella una fiel aliada y escudera, tanto que, acaso por lo que Ana Mato sabe y probablemente no debería saber, no sólo la nombró y mantuvo como ministra de Sanidad contra viento y marea, sino que, pese a los deslices (por decirlo a lo fino) de Sepúlveda, y los suyos propios, con globos y viajes incluidos en el caso Gürtel, la premia ahora manteniéndola como diputada y con una Vicepresidencia que le da mil eurillos más al mes.
Leer noticia completa en vozpopuli.com