El Instituto Cervantes abre la mayor muestra sobre el fotógrafo José Suárez (1902-1974)

Sábado, 28 de mayo de 2016 | e6d.es
• Artista innovador, creó un lenguaje fotográfico de autor y fue amigo de intelectuales como Unamuno, Alberti o Bergamín


El Instituto Cervantes ha abierto al público la mayor exposición realizada hasta el momento sobre uno de los grandes nombres de la fotografía española del siglo XX, el gallego José Suárez (1902-1974), artista innovador que incorporó los movimientos de vanguardia europeos, intelectual amigo de destacados escritores –Unamuno, Alberti, Ayala o Bergamín- y creador comprometido que vivió en el exilio durante más de dos décadas.
 Producida por la Xunta de Galicia a través de la Fundación Cidade da Cultura de Galicia, la muestra «José Suárez (1902-1974). Unos ojos vivos que piensan» se puede visitar en la sede central del Instituto Cervantes (calle de Alcalá, 49) hasta el próximo 11 de septiembre, acompañada de diversas actividades culturales: mesas redondas, visitas temáticas, etc.
El Instituto Cervantes y la Xunta pretenden divulgar la obra de Suárez y situarlo en el lugar que le corresponde entre los grandes fotógrafos españoles del siglo XX. Los comisarios son dos expertos de referencia en el estudio de la fotografía gallega, Xosé Luis Suárez Canal, sobrino del fotógrafo, y Manuel Sendón Trillo, que este mediodía han ofrecido a los medios informativos una visita guiada.
 
“Un fotógrafo traspapelado”
Para Víctor García de la Concha, director del Cervantes, fue “un hombre viajero por vocación y por obligación, un gallego inquieto y explorador, un hombre de firmes convicciones liberales y democráticas por las que se verá abocado al exilio”, según señala en la introducción del catálogo. Por su parte, Juan Manuel Bonet, crítico de arte y director del Cervantes de París, lo define como “un fotógrafo traspapelado que, fuera de su Galicia natal, todavía no ha sido descubierto por el gran público, ni apenas enseñado en solitario como se merece”.
Tras exponerse por primera vez en Santiago de Compostela entre noviembre de 2015 y el pasado mes de marzo, la muestra llega al Instituto Cervantes en el mes en el que Madrid se convierte en capital de la fotografía. Después viajará por diversos países relacionados con la vida del autor.
 Se exhiben un total de 173 fotografías -ordenadas en varias series- así como más de un centenar de documentos y publicaciones. En las vitrinas pueden verse libros y revistas donde aparecieron sus fotos, reseñas, escritos, etc. que permiten contextualizar las fotografías y mostrar algunas de las que no se conserva ni copia ni negativo (como es el caso de las publicadas en el artículo Mariñeiros de la revista Cinegraf).
La exposición se completa con algunos de sus objetos personales, como la maqueta del barco Javiota, siete montajes audiovisuales (en pantallas de plasma y tabletas) y una serie de retratos de intelectuales y artistas a los que conoció a lo largo de su vida.
 
Tres etapas vitales
Todo ello se organiza cronológicamente siguiendo sus tres etapas vitales. La primera, titulada Años 30, se desarrolla entre 1930 y 1936 y contiene tres secciones: Por tierras de Salamanca (donde estudia Derecho, adquiere una sólida formación y se relaciona con destacadísimos intelectuales como Unamuno o Bergamín), Galicia años 30 y Mariñeiros. En esa época realiza series etnográficas sobre la sociedad campesina gallega y el mundo de la mar, muy reconocidas y que llegaron a exponerse en Madrid o París.
La segunda etapa, Exilio, arranca en 1936, cuando abandona España debido a la Guerra Civil. Se instala primero en Argentina y después en Punta del Este (Uruguay); viaja por toda Hispanoamérica (también por Brasil) e incluso vive dos años en Japón (1953-1954) en busca de una nueva espiritualidad. Fruto de esta etapa son las secciones Nieve en la Cordillera (Los Andes), América del Sur y Japón.
La tercera y última etapa, Retorno, comienza en 1959, cuando regresa a España. Fotografía La Mancha, adonde –dijo- “fue en busca del Quijote pero solo encontró Sancho Panzas” y halló la misma miseria que había dejado al abandonar España; realiza su segundo viaje a Japón (donde conoce a Akira Kurosawa durante el rodaje de Los canallas duermen en paz) y viaja por toda Europa como corresponsal del periódico argentino La Prensa. Esa trayectoria se refleja en las secciones La Mancha: la ruta del Quijote, Toros, Glyndebourne (Gran Bretaña), Mediterráneo y Galicia años 60.
El regreso a España trunca el reconocimiento internacional y lo lleva prácticamente al olvido. En 1967 se instala en Ourense y deja de hacer fotografías. Muere en A Guarda (Pontevedra) en 1974.
 
Nuevo lenguaje fotográfico
La exposición deja constancia de las relaciones y la amistad que José Suárez mantuvo con artistas y escritores de la época. Algunos de sus trabajos más populares fueron retratos de grandes autores, entre ellos Miguel de Unamuno, Rafael Alberti, Ramón Pérez de Ayala, Alejandro Casona o José Bergamín. Fue este último quien, refiriéndose a las fotografías, escribió: “Cuando detrás del espejo de la cámara oscura hay unos ojos vivos que piensan”, expresión de la que se extrae el título de la muestra.
A través de la Revista de Occidente entró en contacto con las vanguardias artísticas europeas. De ellas extrajo un innovador lenguaje fotográfico y unos recursos formales que imprimen a su trabajo un claro carácter de autor del que carecen los fotógrafos profesionales contemporáneos, más inclinados a una visión costumbrista de la sociedad. En los medios intelectuales en los que se mueve, su obra tiene consideración artística y de autor singular.
José Suárez aborda la realidad desde un punto de vista documental nada habitual en la época. Realiza trabajos de largo recorrido en el tiempo, como los de Mariñeiros, La Mancha, los Gauchos o los ovejeros en Tierra del Fuego. Sus instantáneas reflejan también la preocupación por el mundo cultural que lo rodea: literatura, patrimonio artístico, música, costumbres…
El Seis Doble | Instituto Cervantes
Foto entre texto: José Suárez con su perro Mambrino en Punta del Este (Uruguay).