Durante el último año las 85 personas más ricas del mundo incrementaron su fortuna en un 14%, lo que supone que en conjunto lograron beneficios de 668 millones de dólares cada día o casi medio millón de dólares por minuto. Desde el inicio de la crisis económica el número de
milmillonarios en el mundo se ha más que duplicado, pasando de 793 en el año 2008 a 1.645 en 2014. Hoy en día en Africa Subsahariana hay 16 personas cuya fortuna se mide en miles de millones, que conviven con 358 millones de personas que viven en la pobreza extrema, mientras que en Sudáfrica la desigualdad es hoy mayor que en tiempos del apartheid.
Estos son algunos datos contenidos en el informe
“IGUALES: Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas” que Oxfam (Oxfam Intermón en España) lanza hoy en más de 50 países y con el que advierte que el incremento de la desigualdad podría causar un retroceso de décadas en la lucha contra la pobreza. El documento muestra la magnitud del problema de la desigualdad económica extrema y revela los múltiples peligros que representa para los ciudadanos de todo el mundo. El informe identifica los dos motores principales que han alimentado este rápido incremento: el fundamentalismo de mercado y la captura política por las élites, que resulta en leyes hechas a la medida de los intereses de unos pocos.
España no es ajena a esta tendencia. En el último año las 20 personas más ricas de nuestro país incrementaron su fortuna en 15.450 millones de dólares, más de 1.760.000 dólares por hora, y poseen hoy tanto como el 30% más pobre de la población (casi 14 millones de personas). En la escala más alta, el 1% de los más ricos de España tienen tanto como el 70% de los ciudadanos y tan sólo 3 individuos acumulan una riqueza que duplica con creces la del 20% más pobre de la población. En su conjunto, las 20 mayores fortunas de España alcanzaron en marzo de este año una riqueza de 115.400 millones de dólares.
En América Latina y el Caribe, que a pesar de los avances en las últimas décadas sigue siendo la región más desigual del planeta, los más ricos acaparan casi el 50% de los ingresos totales de la región, mientras los más pobres reciben solo el 5%. En el período de un año (entre 2013 y 2014) el número de milmillonarios de la región se incrementó en un 38%, un aumento muy superior a cualquier otra región del mundo.
Los ricos latinoamericanos acumulan alrededor de 2 billones de dólares (similar al PIB de Brasil) en paraísos fiscales. Según Oxfam, las empresas en Latinoamérica y el Caribe registran niveles de evasión que van del 46% en México al 65% en Ecuador, sin suficientes sanciones.
“Lejos de ser un motor para un modelo de desarrollo más inclusivo, la desigualdad extrema es un freno a la prosperidad para la mayor parte de los habitantes del planeta. Hoy en día, el crecimiento económico sólo está beneficiando a los más ricos, y seguirá siendo así mientras los Gobiernos no actúen para revertir esta dinámica perversa. No deberíamos permitir que las doctrinas económicas -que sólo buscan el beneficio a corto plazo-, o las personas ricas y poderosas -que sólo buscan el beneficio propio- nos cieguen ante estos hechos. Alrededor del mundo, millones de personas mueren debido a la falta de atención sanitaria y millones de niños no acceden a la escuela, mientras una pequeña élite acumula más dinero del que se podría gastar en toda una vida”, afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional.
Según cálculos de Oxfam, si cualquiera de las tres personas más ricas del mundo gastase un millón de dólares al día, tardaría cerca de 200 años cada una en acabar con su riqueza.
“La creciente desigualdad no es fruto del azar sino el resultado de políticas concretas que han desequilibrado la balanza y han permitido a unos pocos obtener beneficios que se incrementan día a día, mientras la mayoría de las personas pierde derechos, poder y oportunidades para prosperar. Estos altos niveles de desigualdad generan sociedades duales y poco cohesionadas”, afirma José María Vera, Director General de Oxfam Intermón.
“España tiene que dejar de ser el segundo país más desigual de la UE. Pero para ello no basta con esperar a que la economía repunte. El crecimiento económico per se no crea sociedades más justas ni prósperas. Son necesarias políticas más redistributivas que apuesten por reducir la desigualdad: recaudar de forma justa y progresiva, asegurando que los que más tienen contribuyen como les corresponde al bien común, e invertir en políticas públicas que garantizan la igualdad de oportunidades, junto con un acortamiento de las escalas salariales y la disminución de las brechas entre hombres y mujeres. El Gobierno español va en dirección contraria al promover una reforma fiscal que no servirá para recaudar de una manera más justa y al presentar unos Presupuestos Generales del Estado que no apuestan por un incremento del gasto social”, afirma Vera. Leer noticia completa en
oxfamintermon.org.