El ‘Partido de la muerte’, la verdadera historia de ‘Evasión o victoria’
Sábado, 12 de julio de 2014 | e6d.es
• La realidad supera a la ficción
Muchos habrán visto Evasión o Victoria, la película en la que Michael Caine compartía reparto con Sylvester Stallone. En la misma salían Pelé, Bobby Moore y Osvaldo Ardiles, entre otros jugadores muy conocidos por aquel entonces. Independientemente de la calidad de la misma, pocos saben que está basada en un hecho tan real como terrible, otra vez situado en la Segunda Guerra Mundial, así que viajemos al 9 de agosto de 1942.
El ejército nazi se mostraba imparable por aquel entonces. Había logrado ocupar Ucrania, que formaba parte de la URSS, imponiendo una represión brutal en buena parte debida al gran número de comunistas que seguían luchando en la clandestinidad y también a los colaboracionistas. Los míticos clubes como el Dinamo fueron suprimidos, así que algunos de sus jugadores vivían en la indigencia. Así, un buen día, Josef Kordik, un ucraniano de origen alemán propietario de una panadería, encontró en la más absoluta pobreza a Nikolai Trusevich, sensacional portero del Dinamo. Kordik, hincha del equipo, decidió contratarlo para su negocia. Todo era una excusa, Kordik quería fundar un club de fútbol. Trusevich avisó a algunos de sus excompañeros y jugadores del Lokomotiv de Kiev. Así nació el FC Start.
El equipo jugaría contra los conjuntos que los alemanes habían formado con sus diferentes ejércitos. A los ucranianos se les veía como una atracción de feria, la posibilidad de organizar encuentros en los que los ahora mendigos pudieran ganar algún dinero mientras sufrían derrotas propiciadas por rivales mucho mejor alimentados. Hasta tres jugadores del Start habían sufrido neumonía y uno, Vladimir Balakin, llevaba dos semanas sin comer cuando fue reclutado por Trusevic.
Los alemanes se apresuraron a organizar una liga: cinco pertenecerían al Partido Nazi, el Start era el único con integrantes soviéticos en sus filas. El 7 de junio de 1942, el Start goleó por 7-2 al Rukh, días más tarde, derrotó por 6-2 a otro conjunto integrado por soldados alemanes y húngaros, después llegaría el 11-1 frente a las fuerzas regulares rumanas que apoyaban a los nazis. A los alemanes ya no les hacía tanta gracia aquel equipo, así que decidieron enfrentar al Start con el MSG de la ocupada Hungría. No había un conjunto mejor a lo largo y ancho de los territorios ocupados por los nazis, pero los panaderos volvieron a ganar por 5-1.
El Flakelf fue creado única y exclusivamente para acabar con el Start. Eran algunos de los mejores hombres de la Lufftwafe, la fuerza aérea alemana, y contaba con varios futbolistas profesionales en sus filas. Los ucranianos ganaron 5-1. Aquello fue demasiado, cada victoria del Start era un canto a la libertad de los ocupados, así que llegaría la revancha, pero para nada sería limpia.
El partido contó como árbitro con un oficial de la SS que recomendó a los ucranianos que perdieran el mismo. La respuesta fue clara: se negaron a realizar el saludo nazi. Los alemanes, enfurecidos, manifestaron una violencia brutal frente a sus rivales ante la pasividad, como es lógico, del colegiado del mismo. Al descanso, Kuzmenko y Goncharenko daban ventaja por 2-1 a su equipo. El gol nazi había llegado después de que a Trusevich le hubieran dado una patada en la cabeza y se encontrara tendido en el césped. Leer artículo completo y ver hilo de debate en deporpress.com.