‘El Quijote’ podría estar inspirado en paisajes leoneses
“Un cuadro que no encaja en la Mancha, a la que Cervantes no conocía por no haber vivido nunca en ella”
Un nuevo libro sobre Miguel de Cervantes y su obra cumbre El Quijote sostiene que el célebre escritor fue un judío converso de origen leonés, en cuyos paisajes están inspiradas las andanzas del hidalgo. Un curso universitario subvencionado por CiU asegura que 'El Quijote' fue escrito en catalán.
Santiago Trancón, escritor y autor de este trabajo de investigación, argumenta incluso que "las referencias a la Mancha no son más que nominales, puro juego y recurso literario, pero en modo alguno referencias geográficas concretas".
En su obra, que lleva por título Huellas Judías y Leonesas en El Quijote, Trancón utiliza dos tipos de argumentos para defender su tesis: las huellas familiares judías de Miguel de Cervantes y el conocimiento que tiene del paisaje, el entorno y las costumbres de la zona del Noroeste peninsular y que se encuentran diseminadas a lo largo de todo El Quijote. En cuanto a las huellas judías, asegura que los apellidos Cervantes, Saavedra y Quijana son de origen judío medieval y gallego-leonés, mezclados con la mediana y baja nobleza. Además, los Quijana eran reconocidos judíos de Esquivias, en tanto que Cervantes se casó con una mujer emparentada con los Quijana y tuvo una hija con otra conversa, Ana de Rojas.
Trancón argumenta también que Cervantes no pudo ascender en el Ejército (a pesar de su impecable hoja de servicios), ni tampoco ir a las Indias (lo solicitó en dos ocasiones), ni conseguir ningún cargo público (sólo logró ser recaudador de impuestos, profesión de judíos). Por ello, la única explicación posible es que su condición de judeoconverso se lo impidió, algo que él trató de ocultar a lo largo de su vida.
Otro argumento a favor de su origen judío es que Cervantes parodia y se burla de la Inquisición, el culto a los santos, los milagros, los sacramentos y dogmas más conocidos de la Iglesia Católica, su jerarquía (del Papa a los encamisados), la veneración de imágenes y reliquias, etc. "Hasta parodia sutilmente el episodio de la coronación de Cristo (Sancho sufre una vejación parecida para resucitar a Altisidora: alfilerazos, bofetadas, la colocación de un manto rojo... Don Quijote le llama entonces "resucitador de muertos)", explica Trancón.
En defensa de su tesis, Trancón también cita diversas referencias que ha encontrado como "alusiones al tzitzit de don Quijote, la brit milá, la Baraita, la expulsión de los judíos, la nostalgia de Sefarad, el elogio de la paz, la utopía de una "edad dorada" (una sociedad libre, tolerante y justa), los "duelos y quebrantos" de los sábados, su "nariz aguileña y algo corva".
También se apoya en la disemia del término "mancha", el uso de "manchego" como sinónimo de "manchado" o "converso" (así aparece inequívocamente en La pícara Justina, publicada el mismo año que El Quijote). Leer artículo completo y ver hilo de debate en eleconomista.es.
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