El topillo campesino contribuye al aumento de infecciones por tularemia

Lunes, 20 de noviembre de 2017 | e6d.es
• El incremento de la población de estos roedores está vinculado a la propagación de la bacteria que causa la enfermedad

Un equipo con participación de investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas –CSIC-, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha) ha demostrado que el topillo campesino (Microtus arvalis) es capaz de amplificar la presencia de la bacteria Francisella tularensis, causante de una enfermedad infecciosa que afecta a animales y personas: la tularemia.
En un trabajo publicado en el último número de la revista PLOS Pathogens, los investigadores destacan la importancia que tienen las explosiones demográficas de mamíferos en la epidemiología de la tularemia, siendo las plagas de topillos un factor clave. Esta enfermedad, endémica en España, con 1.386 casos clínicos descritos entre 1997 y 2016, según datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, se registra en Castilla y León, coincidiendo normalmente con las plagas de topillos. Estos animales alcanzan densidades muy elevadas en esta región, lo que contribuye a que la bacteria Francisella tularensis se multiplique.
De forma general, la enfermedad en personas comienza con síntomas inespecíficos, mayoritariamente tipo gripal, que varían en función de la vía de transmisión y la mayoría de los casos curan con tratamiento antibiótico adecuado.
“Las personas se pueden infectar por diferentes vías, como son la inhalación de aerosoles y material vegetal o tierra infectada, el contacto con animales muertos, por ingestión de agua contaminada, así como la picadura de vectores de transmisión como garrapatas y mosquitos”, explica el investigador del CSIC Francois Mougeot.
 
Brotes en Castilla y León
Dos grandes brotes de tularemia han sacudido Castilla y León en los últimos años: uno entre 1997 y 1998, y el segundo entre 2007 y 2008. En total fueron más de 1.000 las personas afectadas por la enfermedad notificadas de manera oficial. “El primer brote fue principalmente atribuido a la manipulación de liebres de caza, mientras que el segundo a un aumento de la abundancia del topillo campesino”, señala Mougeot.
Posteriormente, en 2014, volvieron a aumentar los casos de tularemia en humanos, con 95 pacientes confirmados, en un momento en que se registró de nuevo un aumento “significativo” de la población de topillo.
Según los autores, esta investigación pone de manifiesto que el topillo campesino tiene un papel clave en la transmisión y en la amplificación de la bacteria en los medios agrarios de Castilla y León, donde esta especie de roedor está ampliamente distribuida. La amplificación del patógeno en el medio se produce principalmente durante las plagas, cuando se alcanzan densidades de hasta 1.000 topillos por hectárea, de los cuales un tercio puede ser portador de Francisella tularensis.
“Por tanto, es importante llevar a cabo un seguimiento de las poblaciones de topillo campesino para prevenir los brotes de tularemia, tratando de reducir la exposición de las personas a dicha enfermedad”, agrega el investigador del CSIC.
Además de investigadores del CSIC, en el trabajo han participado científicos del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible (Universidad de Valladolid), del Instituto de Salud Carlos III (Madrid), y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-la-Mancha.
El Seis Doble | Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)



 
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