A primeros de los sesenta, el Valencia le ganó en 10 meses dos partidos al Barça por 6-2, ambos en Mestalla. Eso le costó al club culé dos proyectos y una Copa de Ferias. Al final de la 60-61, Kubala se retiró. El Barça acababa de perder por 3-2 la final de la Copa de Europa, ante el Benfica. Kubala tenía 34 años. Pasó a ser director de la escuela de futbolistas del club. Pero mucha gente clamaba por que fuera el entrenador. Tenía el título, con el número uno de su promoción.
Para entrenador fue designado Luis Miró, que tenía más recorrido. Había sido portero del Barça (el del 11-1 en Chamartín, tras lo que se retiró) y una buena experiencia. Afrontaba la renovación del gran Barça de finales de los cincuenta, el de HH. Además de Kubala se fue Luis Suárez, al Inter. Más Tejada y Czibor, entre otros. Ramallets estaba en las últimas y el Barça fichó a Pesudo, del Valencia, para lo que entregó, además de dinero, dos jóvenes promesas, Ribelles y Coll. También fichó a Zaldúa, Pereda, Szalay, Zaballa, Vicente y el malogrado Benítez.
En seis jornadas, el Barça estaba a cinco puntos del Madrid y muchas voces pedían que Miró dejara paso a Kubala. En la jornada 13ª, el Barça visitó Mestalla y se llevó un saco: 6-2. Ya eran nueve los puntos de distancia con el Madrid. Miró dimitió. Aquel día fue el gran estallido de Waldo, incorporado ese verano. Su fichaje lo forzó la trágica muerte de Walter, brasileño como él, en accidente de tráfico. Varios jugadores se reunieron para celebrar el cumpleaños del recién fichado Coll. Tras la comida, algunos se animaron a viajar a Sueca a visitar a Puchades, exjugador del club. Convencieron a Walter, que fue a desgana. El coche en el que viajaba con Sócrates y Coll se estrelló con una camioneta en el kilómetro 13 de la carretera de El Saler. Walter, que conducía, murió en el acto. Los otros dos salieron ilesos. Era el 21 de junio de 1961.
Ese mismo verano juega el Fluminense el Trofeo Naranja. Impresiona el delantero centro, Waldo, y le fichan. Con él, más Guillot, del Mestalla, y Ribelles, llegado del Barça, se rearmó una tripleta central de ataque cuya alma había sido Walter. Tanto se quiso a Walter que al principio se discutía a Waldo. Walter era habilidoso, Waldo era todo potencia, velocidad y disparo. Para los leales al recuerdo de Walter, Waldo resultaba basto. Sus cuatro goles al Barça (a Pesudo) convencieron a los nostálgicos.
En el Barça todo fue a mejor con Kubala. Acabó segundo, a tres puntos del Madrid, lo que quiere decir que remontó seis. Vengó el 6-2 de Mestalla con un 4-0 en el Camp Nou. Pasó todas las eliminatorias de la Copa de Ferias, hasta meterse en la final. Sólo falló en la Copa, cuando, tras ganar 0-1 al Madrid en la semifinal, perdió 1-3 en el Camp Nou. Pero era un buen arranque. Para la 62-63, pudo, además, recomponer la plantilla a su gusto. Hizo sus propias incorporaciones: Re, Goywaerts, Cubilla, Silveira, Camps… También dio bajas, entre ellas las de Evaristo y Eulogio Martínez, muy polémicas. El autor de este texto es Alfredo Relaño. Leer noticia completa y ver hilo de debate en
elpais.com.