La noticia de la semana ha sido el terremoto ocurrido en Nepal el pasado 25 de abril. El seísmo de 7,9 en la escala de Richter, y cuyo epicentro se localizó próximo a su capital, Katmandú, ha provocado consecuencias desastrosas. Mientras escribo estas líneas han fallecido más de 6 500 personas, aunque las autoridades calculan que podrían llegar a las 10.000; un cuarto de la población nepalí - 9,5 millones de personas - precisan asistencia; casi tres millones de desplazados; y un millón y medio sin alimentos... Como ven un drama impresionante.
Afortunadamente el mundo se ha volcado con el pueblo nepalí y ya ha creado el hashtag #HelpNepal y cosas por el estilo. Podemos estar tranquilos (nótese el tono irónico). Bochornoso también ha sido escuchar en los medios machaconamente - es decir, no se puede atribuir a un lapsus linguae - que ha sido una crisis humanitaria. ¿No saben que humanitario significa todo lo contrario, es decir que hace bien al género humano? Quizá estuvieran emulando a Quevedo y empleaban un oxímoron, aunque permítanme dudarlo. Imagino que habrán sido los mismos periodistas que no se cansan de escribir en relación a. ¿No les han enseñado en la Facultad, aunque ya deberían haberlo aprendido en la escuela, que una cosa se relaciona CON otra? O escriben con relación a, o escriben en relación con, pero no hagan mezclas explosivas que atentan contra la gramática. Pero es lo que hay: Este es el nivel de periodistas que tenemos.
Aunque lo más vergonzoso ha sido ver como algunos medios se lamentaban por la destrucción de algunos edificios emblemáticos, como la plaza Basantapur Durbar, la torre Dharahara, y el templo Manakamana... ¿Cómo puede alguien lamentarse por la destrucción de unos edificios cuando hay millones de personas sin comer? Soy consciente de que son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, pero no se puede comparar una cosa con otra. Todavía están los cadáveres calientes y nos preocupamos por unos edificios. ¿Están al mismo nivel los niños que los ladrillos? Esta situación me recuerda a un viejo chiste en el que un amigo le dice al otro que llevan un día malísimo, porque a uno se le ha muerto el padre y el otro ha perdido el tapón de la cantimplora.
Diego Gafo
* Diego Gafo es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Diego Gafo es autor del blog "Las cosas de DIEGVS".