Fernando Solís, un caballero del fútbol
“Dime la verdad, ¿la tocaste con la mano o no? Confío en tu honradez”
En mi infancia, durante un maratón que debía terminar en el Estadio Nacional, observé en la avenida Pedro de Valdivia de la comuna de Providencia en Santiago, una situación singular. Atletas que corrían y trotaban hacia el principal escenario deportivo chileno, se encaramaban en la parte posterior de los buses de recorrido público, para acortar distancias y cansarse menos. En mi mente de niño ya me parecía anormal. Y cuando adulto nunca me olvidé de ese ejemplo de trampa evidente, impropio en mayor medida en deportistas aficionados, como aquellos competidores lo eran todos.
La trampa en el deporte no solamente tiene que ver con el doping. También con manos "de Dios" como la de Maradona, repetida impunemente por el brasileño Adriano y los argentinos Messi, Agüero y Ortega.
No son los únicos, porque los hay también chilenos y de otras nacionalidades, pero aquellos son los más connotados a nivel mundial de los que recuerdo y que tras su "hazaña" no tuvieron vergüenza para salir celebrando como si hubieran convertido el mejor gol de sus carreras.
Como contrapartida a la glorificación de la trampa deportiva, está lo acontecido en abril de 2008 en el estadio de la Universidad Católica, en nuestra capital, con ocasión del partido entre el local y la Universidad de Concepción, en el marco del campeonato de apertura del fútbol chileno.
El marcador estaba todavía en blanco, cuando un tiro de un atacante de Católica pareció entrar al arco rival. Entonces desvió en la misma línea el zaguero sureño Fernando Solís. El árbitro creyó observar una mano previa extendida del defensa, que le habría permitido evitar la conquista. Lleno de dudas el juez sancionó penal, pero ante los reclamos de los afectados consultó al juez asistente quién le dijo: "Yo no vi mano". Entonces, el señor del pito, a punto de anular el cobro del penal, llamó al propio Solís: "Dime la verdad, ¿la tocaste con la mano o no? Si me dices que no, anulo el cobro del penal. Si me dices que sí, es penal y expulsión. Confío en tu honradez".
Fernando Solís, prefirió quedar en paz con su conciencia y le contestó: "Sí. Puse la mano".
El resto es sabido por los hinchas chilenos del fútbol y lo pongo por medio de estas líneas en conocimiento del público de otras latitudes: Solís fue expulsado, se sirvió el penal, fue gol. Eran recién los primeros minutos del partido. Al final ganó Católica 2-0.
El futbolista resultó sancionado con una fecha de suspensión, como correspondía por reglamento. Si Solís hubiera privilegiado el todo vale, la Universidad de Concepción hubiera quedado con 11 hombres en la cancha, sin un penal en contra y con el marcador empatado, lo que por cierto le abría mejores posibilidades para el resto del encuentro.
Por ello me permito asegurar que Fernando Solís es mejor que Maradona, Adriano, Messi, Agüero y tantos otros de menor renombre, que burlaron en su momento el llamado Fair Play. Mejor no como futbolista, pero sí y con notable ventaja... como ser humano.
* Esteban Lob es un comentarista de fútbol chileno que colabora en el apartado temático “Clan de fútbol” de El Seis Doble.
*Esteban Lob es autor del blog “Esteban Blog”
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