• La FIFA tiene un registro de 250 millones de personas que juegan fútbol a nivel mundial y sólo el 11 por ciento de esa población es femenina
La FIFA tiene un registro de 250 millones de personas que juegan fútbol a nivel mundial. Si este dato se lo compara con la población de los países más habitados del mundo, la Federación ocuparía el quinto lugar, pero tendría una característica que distorsiona significativamente: solo el 11 por ciento de esa población es femenina. Esta situación es explicable debido a que existen prácticas importantes de discriminación hacia las mujeres en el fútbol, venida de la larga tradición cultural de la naturaleza machista vinculada a este deporte, que tuvo su inicio en el origen moderno del mismo: las vertientes naturales del nacimiento del fútbol provinieron de la escuela (Oxford), el trabajo (las fábricas) y el esparcimiento (las pubs o bares) donde las mujeres no tenían cabida. Pero en el desarrollo de este deporte la discriminación en el fútbol ha continuado porque las sociedades los son y el propio fútbol también lo es. En la familia los niños recibirán de regalo un balón de futbol y las mujeres una muñeca, con lo cual los roles se definirán desde temprana edad. Y luego en el colegio la mujer futbolista será calificada como “machona” y, por tanto, relegada de sus compañeros y compañeras. Y luego cuando busque su presencia en el espacio público tendrá las limitaciones propias de las sociedades excluyentes: al estadio no deben ir porque es de los hombres. Sin embargo, el ritmo de crecimiento de las jugadoras afiliadas a la FIFA es tan alto que en un lapso relativamente corto se podrá equilibrar esta asimetría, a pesar de las trabas históricas que existen, porque se considera que el fútbol es de hombres y que las mujeres lo comprenden de modo diferente. Un caso emblemático que ilustra esta afirmación es el de Maribel Domínguez, futbolista mexicana, que debía disfrazarse de hombre para poder jugar al fútbol y, cuando se cansó de esta situación, en el año 2004 se hace famosa mundialmente porque se inscribió en el Atlético Zelaya, equipo de segunda división del futbol mexicano, para jugar profesionalmente. El fichaje fue aceptado por la federación mexicana aunque posteriormente la FIFA, a través de Josehp Blater, lo negó aduciendo: "No tenemos nada contra el hecho de que mujeres jueguen con hombres, pero no bajo la égida de la FIFA". Si esta señorita quiere hacerlo, que lo haga. Pero no dentro de nuestra institución". Lo interesante de este caso es que los reglamentos y normas de la FIFA no establecen expresamente ningún impedimento para que las mujeres puedan jugar con hombres y no lo hace porque simplemente se trata y concibe como un deporte “varonil”, cuestión que no requiere normarse. El autor de este texto es Fernando Carrión. Leer artículo completo y ver hilo de debate en work.bepress.com.