Garrochistas: de picar toros en las plazas a combatir contra Napoleón

Miércoles, 9 de julio de 2014 | e6d.es
• En 1808 se alistaron en el ejército español más de 400 vaqueros que, armados sólo con una vara usada en labores ganaderas, se enfrentaron a las tropas francesas



Sin entrenamiento militar, sin espada y sin fusil, pero con el convencimiento de que debían detener el avance francés en España a costa de sus vidas. Así combatieron en 1808 los más de 400 garrochistas andaluces (vaqueros y ganaderos famosos en algunos casos por «picar» a los morlacos en las plazas de toros) que, armados únicamente con una vara de tres metros utilizada para derribar y dirigir a las reses, se alistaron en el ejército español y se enfrentaron a los soldados de Napoleón en las batallas de Mengíbar y Bailén. Ataviados con un traje que hoy podríamos ver en las corridas goyescas y un arrojo típico del sur de la Península, estos improvisados soldados no tuvieron reparos en cargar, vara en ristre, contra todo aquel gabacho que cometió el error de ponerse en el camino de su caballo.
Corría por entonces una época más bien incómoda para los españoles. Y es que, en 1808, Napoleón Bonaparte (pequeño en estatura pero con gran capacidad para molestar al resto de Europa y parte de África) atravesó la frontera española con su ejército dispuesto a convertir la Península en su «Peninsule». Desde allí, y haciendo uso de sus armas predilectas para la contienda (las trampas y las mentiras) logró situar a sus tropas invasoras en Madrid ante la inoperatividad de las autoridades locales e, incluso, consiguió el trono de España para su hermano.
Pero con lo que no contaba el «petit corso» era con la hartazón del pueblo de la rojigualda que, cuando vio llegar a sus soldados a Madrid con el águila imperial ondeando al viendo, inició una revuelta el 2 de mayo en contra de los gabachos. Aquella jornada, desgraciadamente, no se logró expulsar al invasor de una sola bofetada, pero sí se dio pie al nacimiento de una resistencia que, a base de proclamas contra «les maudits français» (malditos franceses, que diríamos por estos lares) logró movilizarse en defensa de España.
Curiosamente, una de estas proclamas contra los galos fue realizada por el alcalde de Móstoles (Madrid) quien llamó a la muerte del enemigo con un emotivo discurso que atravesó toda la región: «Es notorio que los franceses (…) han tomado la ofensa sobre la capital (…). Somos españoles y es necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos pérfidos (…) que nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistándonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son». Dicho y hecho señor alcalde, pues, al poco, los ciudadanos se empezaron a armar con palas y rastrillos para enfrentarse al experimentado ejército gabacho. El autor de este texto es Manuel P. Villatoro. Leer artículo completo y ver hilo de debate en abc.es.