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Guillermo Stábile, el filtrador
El primer pichichi de los Mundiales casi por casualidad
El argentino Guillemo Stábile hizo historia al convertirse en el primer pichichi de los Mundiales. Y lo hizo casi por casualidad. Él no era el elegido para ser titular, ese honor recaía sobre Roberto Cherro pero se lesionó en el debut ante Francia. Aquella lesión permitió que Stábile ocupara su lugar y abandonara su situación de suplente contra México. No tardó demasiado en demostrar su valía ya que a los ocho minutos había anotado el primero de los tres goles que conseguiría marcar. Aquellos registros le proporcionaron la titularidad en su selección en los siguientes partidos y él supo responder con dos tantos que logró marcarle a Chile y a Yugoslavia. El gol más importante de su carrera pudo ser el que suponía el 2-1 para su equipo en la final contra Uruguay, pero acabaron perdiendo.
Más de 90.000 espectadores habían acudido a ver a sus selecciones en el estadio Centenario de Montevideo. Por aquel entonces no existía la regularización de balones con la que hoy contamos y el encuentro tuvo que retrasarse porque ambos combinados pretendían usar un esférico de su propia elección. Una vez comenzada la final, Pablo Dorado anotó el primero pero la alegría les duraría poco. En menos de diez minutos Carlos Peucelle había empatado para los argentinos sin que nada pudiera hacer el portero uruguayo, Enrique Ballesteros. Antes del descanso, Stábile logró adelantar a los suyos con las quejas de José Nasazzi que le acusaba de estar en fuera de juego. La superioridad mostrada al final de la primera mitad desapareció en la la segunda en favor de los uruguayos que tomaron el relevo al mando. De esta forma la primera edición se vestía con los colores de Uruguay mientras Jules Rimet presentaba el ansiado trofeo: la Copa Mundial que alzaría el capitán Nazassi.
Su selección no sería la campeona pero Stábile se había convertido en el máximo goleador de la primera edición. Además, en Argentina habían empezado a conocerle con el sobrenombre de “El filtrador” en alusión a su facilidad para colarse con el balón entre la defensa, fundamentalmente gracias a la potencia, velocidad y regate. Sus comienzos como atleta en pruebas de velocidad en 100 metros lisos y sus excelentes marcas le convertían en un atacante muy difícil de frenar. Tras los ocho goles que lo encumbraron en el Mundial de Uruguay dejó Huracán (1924-1930), con el que había debutado a los diecisiete años. Se marchó a Italia, donde jugó en el Génova y en el Nápoles. Leer artículo completo en pokegol.wordpress.com.
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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