Historias de superación
8 años viviendo en una residencia

Viernes, 29 de noviembre de 2013 | e6d.es
• Me sentía con muchas ganas de hacer cosas, empecé a pintar, a entrar y a salir cuando quería, podía ver más a mi pareja, me iba de fiesta…

Soy una persona con parálisis cerebral de nacimiento, tengo dificultad en el habla y siempre he necesitado ayuda para la mayoría de los quehaceres cotidianos: levantarme, vestirme, comer, etc.
Junto con mi familia, después de darle muchas vueltas y ante la dificultad para atenderme debido a la edad de mis padres, decidimos solicitar una plaza fija en una residencia.
En el año 2005, después de 4 años de espera, surgió una plaza en Badalona, en la residencia Batllòria que gestiona ACAM.
Irme a vivir a una residencia a los 44 años, para mí fue toda una experiencia… a parte de los miedos, supuso un paso adelante en mi Vida, ya que por primera vez sentí que me enfrentaba a la vida por mí mismo.
También fue un gran alivio poder quitar una preocupación tan grande a mi familia, en especial a mis padres y a mi hermana que vivian conmigo; de hecho no solo me independicé yo, al poco tiempo también lo pudo hacer mi hermana.
Por muchas razones para mí fue una liberación entrar en una residencia, me sentía con muchas ganas de hacer cosas, empecé a hacer pintura que me encanta, empecé a entrar y a salir cuando quería, podía ver más a mi pareja, me iba de fiesta…, la verdad es que pase una temporada muy intensa,  en la que no paraba.
En el año 2006 me mudé, quedó una plaza libre en la residencia Maria Freixa, también gestionada por ACAM y me ofrecieron la posibilidad de cambiarme, valorando la proximidad con la residencia familiar, decidí aceptar.
Estaba contento,  pero echaba de menos el poder compartir mi día a día  con mi pareja. Un buen día decidimos intentar estar juntos y nos pusimos manos a la obra… aunque tuvimos que esperar 3 años, en el 2009 mi pareja se trasladó conmigo a la residencia, desde entonces compartimos habitación (que no cama… otro día os cuento) y estamos contentos,  aunque nuestra ilusión es poder tener nuestro propio piso y una independencia total.
El pasado año nos tocó vivír otro cambio, en septiembre se cerró Maria Freixa y nos trasladaron a todos a la que ahora se llama residencia Vigatans, ubicada en el Casc Antic de Barcelona; la adaptación ha sido dura, hemos ganado en algunas cosas y perdido en otras…pero bueno parece que ya estamos aclimatados.
Vivir en una residencia nos da cierta independencia a personas como yo, y la oportunidad de relacionarnos y realizar una serie de actividades, que de otra manera nos es muy difícil. Leer artículo completo en nosomosinvisibles.org (recomendamos la visita a esta web en la que se tienen en cuenta los valores humanos).
Chema Marín