Indignación inglesa, sensatez española

Sábado, 1 de marzo de 2014 | e6d.es
• “Mis mejores deseos al pueblo de Ucrania”, escribió Soldado tras perder ante el Dnipro y entender el sufrimiento ucranio en contraste con las críticas a los árbitros de su entrenador

El Tottenham viajó a Ucrania esta semana a jugar contra el Dnipro de Juande Ramos. El español, que ha trabajado en cuatro países y entrenó durante una breve etapa al Real Madrid, fue despedido sumariamente del Tottenham en 2008 pese a que el último trofeo que el club ha ganado en 14 años fue con él. En una situación normal habríamos estado anticipando un partido con bastante morbo. El hecho de que, a 450 kilométros, Kiev estaba ardiendo le dio al asunto una cierta perspectiva.
Hablar de venganza y tal hubiera quedado un poco absurdo con decenas de personas muriéndose en la plaza de Maidán, nombre que empieza a adquirir la misma notoriedad que Tahrir en el Cairo y Tiananmen en Pekín. Ramos lo entendió. Solo tuvo palabras amables para el Tottenham antes del partido y cuando concluyó, con una victoria 1-0 de su equipo, se limitó a dar las gracias a sus valientes jugadores y comentar que las condiciones no habían sido las más propicias para jugar al fútbol.
La cordura de Ramos contrastó con la manifiesta idiotez del entrenador del Tottenham, Tim Sherwood. El inglés estaba histérico al finalizar el partido, chillando que el árbitro debería haber expulsado a un jugador local y atribuyendo una pifia extraordinaria de Roberto Soldado —falló una ocasión de gol que su abuela hubiera convertido— al mal estado del césped. “Este campo es una vergüenza”, declaró Sherwood.
Quizá sea un sueño loco proponerlo, pero lo bonito sería suponer que Soldado falló el gol adrede; que en un gesto de solidaridad con su compatriota español y, más aún, con el sufrido pueblo ucranio, optó por ofrecer a la afición del Dnipro una pasajera alegría. Estamos hablando de la Liga Europa, por el amor de Dios, podría haber pensado Soldado, siguiendo el hilo de esta noble hipótesis. Démosle a esta pobre gente un pequeño consuelo. Dejémosles ganar, que ya en Londres tendremos amplia oportunidad de darle la vuelta al marcador.
Un motivo para poder creer que Soldado interpretó su fallo así, o que al menos entendió que en el contexto ucranio actual no había sido ninguna catástrofe, lo dio él mismo en un mensaje que transmitió a través de las redes sociales el día siguiente al partido. Soldado reconoció que podría haber jugado mejor, pero finalizó el mensaje escribiendo: “Mis mejores deseos al pueblo de Ucrania”.
Lo cierto es que desear que los locales ganasen el partido era la actitud apropiada de un ser pensante, y más si ese ser es español. Imagínense que el Tottenham hubiera disputado un partido contra, por ejemplo, el Cádiz en el verano de 1936. Lo fino en un jugador inglés hubiera sido querer fallar una oportunidad de gol, o incluso marcar uno en propia puerta para dar la victoria al rival. Si al acabar semejante partido el entrenador del Tottenham se hubiese quejado del árbitro o del estado del campo hubiera sido -casi, casi- para matarlo.
Un repaso a la prensa inglesa indica que nadie reparó en el ridículo que hizo Tim Sherwood esta semana. Las "condiciones" a las que se refería el sagaz Juande Ramos son que Ucrania se enfrenta hoy a la posibilidad de una guerra civil. Los españoles entienden algo de eso, empezando por un reconocimiento del miedo que tienen que estar sintiendo los que fueron al estadio del Dnipro a ver el partido contra el Tottenham, y los otros 45 millones ucranios que no. El autor de este texto es John Carlin. Leer artículo completo y ver hilo de debate en elpais.es.