John Carlin: “Ferguson es un caballero por título honorífico, pero no por categoría humana"
“Si tuviera clase no hubiera menospreciado en su libro a antiguas figuras del Manchester United”
Afortunadamente no es necesario comprar la última autobiografía de Alex Ferguson, la que salió esta semana, para confirmar de una vez y por todas que, por más triunfos que haya obtenido como entrenador del Manchester United, no es una buena persona. Los océanos de tinta que sus memorias han generado en la prensa británica nos han ahorrado el dinero.
Ferguson es un caballero por título honorífico (Sir Alex Ferguson) pero no por categoría humana. Si tuviera clase no hubiera menospreciado en su libro a antiguas figuras del United como David Beckham, Roy Keane y Ruud van Nistelrooy, jugadores que en su día lo dieron todo por el club y sin cuyas aportaciones la lista de trofeos que el escocés ha acumulado sería apreciablemente más corta. Si tuviera integridad moral no hubiera contado los pormenores de rifirrafes que tuvo con ellos en el vestuario, en los que él siempre se presenta como poseedor de la virtud y la verdad, ni hubiera acusado a algunos de falta de compromiso profesional o a otros, sin ironía alguna, de deslealtad.
Especialmente innecesario, feo y -además– desacertado es lo que dice sobre Beckham. ¿El pecado capital del jugador? “David pensó que era más grande que Alex Ferguson”, escribe Alex Ferguson. Bueno, tenemos noticias para usted, Sir Alex. David no se equivocó. Era y es más grande que su exentrenador. Más generoso, más decente, más respetuoso, más leal, más famoso, más rico, más guapo y más futbolista que el que hace medio siglo ejerció de delantero centro para tres o cuatro clubes de la Liga escocesa.
Sin embargo Ferguson insiste, para colmo, en que si Beckham no se hubiera creído más grande que él, hubiera sido mejor jugador. Afirma incluso que hubiera llegado a ser un top dog, un perro alfa, uno de los grandes, grandes. Lo cual, como cualquier analista serio del fútbol sabe, es una gran tontería.
La inevitable pregunta entonces es, ¿para qué necesita el multimillonario Ferguson los ingresos adicionales de un best-seller? ¿Será porque se ha vuelto loco por el dinero? Y si no, si el propósito fue contar su verdad, ¿por qué no lo hizo? La respuesta quizá no la teníamos tan clara antes de que publicara el libro, pero ahora sí. Como comentó un columnista el viernes en The Times de Londres, Ferguson se delata en su autobiografía como “un pigmeo moral”. Y además, con sus críticas fáciles a ex jugadores y su temor a enfrentarse a los que han pretendido saquear al club de su vida, como un cobarde. El autor de este texto es John Carlin. Leer artículo completo y ver hilo de debate en elpais.com.
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