Ketty Arce: "Nos llegan mujeres que intentan acabar con su vida para salir del maltrato"
La responsable de urgencias del Hospital de Bathalapalli en la India atendió el pasado año casi 300 casos de mujeres que habían ingerido veneno
En 2005, Ketty Arce Cedillo (Guayaquil, 1982) viajó desde Ecuador hasta el Hospital Sant Pau de Barcelona para realizar una estancia de tres meses. “Ahí empecé a ver que me gustaba la acción, la adrenalina de Urgencias”, reconoce. Regresó a su país natal para continuar con sus estudios de Medicina y en 2008, con la ayuda de las amistades que forjó en Barcelona, se preparó el MIR a distancia y saco una plaza de medicina de familia en el Hospital comarcal de Viladecans. “Recuerdo mis inicios en España con una sonrisa en la cara. Conocí lo que son verdaderos amigos”, evoca alegre.
¿Cómo es tu día a día en el Servicio de Urgencias?
Mi día a día lo definiría con dos palabras: imprevisible e infinito. Atendemos diariamente entre 35 y 45 pacientes. Tenemos siete camas en Urgencias y seis más en un servicio de estabilización de corta estadía con un equipo de 22 personas entre médicos, enfermeras, celadores y trabajadores sociales. Sobre todo, tenemos la responsabilidad de estabilización y evolución del paciente. Somos responsables de esa vida y el equipo siempre demuestra que puede.
¿Qué casos te encuentras habitualmente en Urgencias?
En primer lugar, los intentos de suicidio son muy frecuentes. También vemos accidentes de tráfico, exacerbaciones o complicaciones respiratorias, diabetes e hipertensiones no controladas, infecciones como el dengue, la malaria y el chikungunya, o picaduras de serpientes y escorpiones, típicas del área rural.
¿A qué motivos responden los intentos de suicidio?
El año pasado llegaron 570 intentos de suicidio a Urgencias, el 60% mujeres. Las razones que alegan son bastante incoherentes como por ejemplo, “me tomé el veneno porque me dolía el abdomen o tenía fiebre”, pero esconden motivos como el maltrato físico y psicológico por parte del marido o de la familia política. También, relaciones de amor descubiertas en una sociedad rural en que tradicionalmente los matrimonios son arreglados. Aquí las mujeres no expresan lo que les sucede porque la presión de la comunidad es muy fuerte; y en este estado personal de represión, un día deciden quitarse la vida. Desde que comencé a trabajar aquí solo he visto a dos mujeres denunciar.
¿Existe un perfil de paciente de Urgencias?
Llegan más hombres que mujeres y esta diferenciación de género es injusta. Por lo general, la población rural considera que el producto del trabajo de un hombre se queda en la familia, sin embargo, el de una mujer –cuyo trabajo consideran una obligación- se irá con el pago de la dote a la familia de su marido.
¿Cómo os organizáis para que todo funcione?
No inventamos nada nuevo, aplicamos los protocolos con el sentido común de quien optimiza recursos. Para ello, organizo, entreno y conciencio a mi equipo para que ganen en autonomía y motivación. Yo no enseño al equipo, yo les guío. Por ejemplo, en las enfermeras me apoyo casi al 90%, ellas son mi soporte. Lo cierto es que desde que llegué aquí en 2012 para ser médico y gestora de este servicio he visto una evolución enorme, principalmente poniendo en marcha el servicio de estabilización de corta estadía que antes no existía.
En una sociedad patriarcal, ¿cómo vives ser mujer y jefa de servicio?
El inicio fue duro. Ser mujer, joven, jefa y extranjera resultó un obstáculo enorme. Enfermeras y médicos me ponían pruebas, hasta que me di cuenta de que si yo no me creía médico los otros no iban a creerlo por mí. Me quité las etiquetas de mujer y joven y me puse la de médico. Anna Ferrer fue uno de mis máximos apoyos en esto. A partir de ahí todo empezó a fluir. Mi última conquista fue creerme jefa de servicio, tomé consciencia de que yo era la responsable de mi equipo –la mayoría mujeres- y de lo que pasara en el departamento. Desde entonces mi criterio médico está por encima de otros atributos.
¿Qué valores destacarías de tu equipo de trabajo?
Paciencia, predisposición, empeño y competición. Paciencia porque el entrenamiento es diario. Predisposición al aprendizaje porque tienen la actitud de querer saber más. Empeño porque van a por todas con cada paciente, y competición porque quieren ser los mejores.
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