Carlos Andradas, matemático, catedrático de álgebra de la Universidad Complutense, se ha convertido en una de las voces socialmente visibles de las reivindicaciones de la ciencia española, asolada por los recortes de financiación y el desconcierto en la gestión. Como presidente de la Confederación de las Sociedades Científicas de España (COSCE), integrada por más de 60 instituciones que aglutinan a unos 40.000 científicos y participante esencial del colectivo Carta por la Ciencia, intenta hablar con el presidente del Gobierno y con el ministro de Economía y Competitividad para explicar la situación de la I+D, su crisis profunda y sus consecuencias. No lo ha logrado. Este científico de 57 años nacido en Reus (Tarragona) cree que la gente entiende perfectamente por qué la ciencia y la tecnología son el pasaporte más seguro para salir de la crisis y apostar por una economía estable. “¿Que por qué un matemático se ocupa de estas cosas? La gestión científica y académica me interesa porque me parece importante. Es interesante trabajar para la investigación desde una perspectiva colectiva, no solo desde la perspectiva personal de la propia investigación”, dice.
Pregunta. ¿Cuál es la situación de la ciencia en España?
Respuesta. De total desconcierto. Primero está el problema de la financiación, con recortes acumulados durante cinco años seguidos. Han sido más pronunciados en los dos últimos, pero llueve sobre mojado. En cifras globales la inversión del Estado en I+D ha caído casi un 40%, pero en las partidas que realmente afectan a los científicos, es decir, excluidos los préstamos, es más del 45%. Esto ha generado varios efectos. Hay un desbarajuste total en las convocatorias, así que el desconcierto es generalizado y los investigadores no saben cuándo tiene que solicitar las subvenciones, cuándo se van a resolver las convocatorias, cuándo dispondrán del dinero… Y llevamos casi dos años sin convocatoria de proyectos del Plan Estatal.
P. Ese plan es el pan y la sal del sistema de ciencia.
R. Con esas mismas palabras lo definió el director general de política científica, Juan Vázquez.
P. Y la ciencia necesita estabilidad para desarrollarse, un horizonte a varios años vista.
R. Sí, claro. Con los años se había logrado una dinámica estable de manera que cada científico sabía cuando tenía que solicitar fondos, cuando podía contratar a jóvenes investigadores… todo esto ha desaparecido ahora. Lo mismo sucede con las convocatorias de recursos humanos, por ejemplo la de formación de personal investigador ha tardado un año y medio en salir y la gente esperando, sin saber cuándo empezar a trabajar.
P. La Carta por la Ciencia ha aunado a la comunidad científica en torno a los problemas acuciantes, algo que no se había visto en la I+D española antes. ¿Responde a la necesidad o a la madurez de la propia comunidad para hacerse oír?
R. Las dos cosas: la necesidad nos ha hecho tener la madurez y ha surgido este movimiento colectivo.
P. ¿Debería ser un interlocutor del Gobierno?
R. En el momento actual, sí. Pero la respuesta del Gobierno ha sido nula hasta ahora, salvo las reuniones con la secretaria de Estado de Investigación, que sí que nos ha recibido. Así que hemos solicitado tener interlocutores a un nivel superior porque vimos que algunas cosas que se hacían en la Secretaría de Estado quedaban dormidas o empantanadas. No hemos tenido ninguna respuesta: el ministro de Economía, Luis de Guindos, no nos ha recibido… es que ni nos ha contestado. También hemos solicitado entrevistarnos con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la respuesta ha sido el silencio absoluto. Escribimos al presidente del Gobierno y nos contestó su jefe de gabinete de modo protocolario y sin efecto alguno. Queremos explicar las razones de lo que pedimos y poder entender sus razones de por qué no se hace nada. Nos dijeron que la I+D era una prioridad, pero los hechos demuestran lo contrario. Nos sentimos ignorados y maltratados por el Gobierno. El diálogo a este nivel ha sido cero.
P. Y la situación no mejora.
R. Es una situación insólita. La crisis nos ha servido para tomar conciencia de que o realmente se actúa para que España apueste por la ciencia y la tecnología o estamos condenados a cometer los mismos errores del pasado, apostando por sectores económicamente muy vulnerables. La crisis tiene dos caras para la I+D: por un lado, la situación de desempleo, el déficit de la seguridad social, etcétera, hacen que la financiación de la ciencia pase a segundo nivel; por otra parte, creo que socialmente se ha tomado conciencia de que no saldremos de la crisis si no se apuesta por una economía basada en la tecnología y el conocimiento.