La era de los cyborgs ya ha empezado

Lunes, 13 de enero de 2014 | e6d.es
• Los avances en la combinación de máquinas y seres vivos pueden dar lugar a una enorme y potente industria no exenta de riesgos

Implantes médicos, complejas relaciones cerebro-máquina, insectos robóticos por control remoto, androides... La frontera entre los seres vivos y los creados por la tecnología se hace cada vez más difusa. Avances recientes permiten, cada vez más, combinar máquinas y organismos vivientes de una forma cada vez más eficaz, dando lugar a toda una nueva industria que tiene, según los expertos, un enorme potencial... aunque no está exenta de riesgos y de serias preocupaciones éticas.
En un artículo recién aparecido en "Angewandte Chemie" ("Química aplicada"), la revista más prestigiosa del sector de la química, con 125 años de antiguedad, investigadores del instituto alemán Karlsruhe Institute of Technology (KIT), liderados por Professor Christof M. Niemeyer, discuten las ventajas, los inconvenientes y los riesgos de esta mezcla entre biología y tecnología. Un fenómeno, por cierto, que parece imparable. La ciencia ficción, el cine y la literatura llevan décadas mostrándonos organismos modificados que hacen alarde de poderes extraordinarios. El término "cyborg" procede, en inglés, de la unión y posterior contracción de las palabras "cybernetic organism". Pero los cyborg, en los que se combinan tecnología y biología, han dejado de ser una fantasía para entrar de lleno en el mundo real.
En los últimos años, por ejemplo, los implantes médicos basados en materiales inteligentes que reaccionan automáticamente a los cambios físicos se han convertido en una realidad. Igual que los tejidos artificiales, diseñados por ordenador a partir de datos obtenidos por resonancias magnéticas de las superficies orgánicas en las que deben "encajar" sin provocar rechazo.
La microelectrónica y la tecnología de semiconductores también ha avanzado, permitiendo el desarrollo de toda una nube de implantes electrónicos capaces de controlar, restaurar o mejorar las funciones naturales del cuerpo humano. Buenos ejemplos son los marcapasos, las retinas artificiales, los implantes auditivos o los que, insertados en el cerebro, sirven para estimular a los pacientes de Parkinson.
 
Implantes en el cerebro
En la actualidad, el desarrollo de la bioelectrónica se está combinando con la robótica para dar lugar a sofisticadas "neuroprótesis". Los científicos también trabajan en la creación de "interfaces hombre-máquina" (llamados BMI) que pueden implantarse directamente en el cerebro y controlar desde allí, por ejemplo, los movimientos de un robot externo. Y aún más, esa misma tecnología está resultando decisiva en la creación de herramientas neurocientíficas que facilitan la comprensión del modo en que nuestro cerebro funciona.
Hay también BMI que no se limitan a emitir impulsos eléctricos para cumplir su función, sino que liberan directamente en el interior del cerebro determinadas sustancias que pueden utilizarse para la comunicación entre dispositivos electrónicos y organismos vivos. Y permitir, a la inversa de los ejemplos anteriores, controlar un organismo "desde fuera".
De una forma hasta ahora mayoritaria, los BMI se consideran unos excelentes proveedores de datos. Sin embargo, estos implantes también pueden usarse para alimentar deteminadas señales cerebrales o inhibir otras, provocando respuestas físicas concretas. Lo cual puede ser algo muy controvertido desde el punto de vista ético. El autor de este texto es José Manuel Nieves. Leer artículo completo y ver hilo de detalle en abc.es.