La Eurocopa de Fútbol en la que no participó España por motivos políticos
Lunes, 8 de septiembre de 2014 | e6d.es
• “Nos retiramos por no recibir a los rusos”
La UEFA se creó en 1954. Con el nacimiento, se proyectó un campeonato continental de selecciones, al modo que ya se hacía, muchos años atrás, en Sudamérica. Se estableció que su fase final se jugaría en los años pares olímpicos, a contrapié con la Copa del Mundo. Había 33 federaciones afiliadas, pero finalmente sólo se apuntaron 17. Entre las no inscritas estaban las cuatro británicas, Italia y la RFA. Bajas serias. España se apuntó, por el valor personal de Elola Olaso, Delegado Nacional de Deportes, y Lafuente Chaos, Presidente de la Federación de Fútbol. Ambos fueron advertidos, en el momento de hacer la solicitud formal de inscripción, de que “sigue siendo criterio de la Superioridad el negar la autorización a que se celebren encuentros deportivos entre equipos españoles y equipos de la Unión Soviética (…)”. Se aludía a lo sucedido en la Copa de Europa de baloncesto 57-58, de la que el Madrid fue obligado a retirarse antes de competir en las semifinales con el Riga. Elola y Lafuente se hacen los despistados y apuntan a España, que queda emparejada en el sorteo de octavos con Polonia. País comunista. Vaya. Pero no hay objeciones. El seleccionador es Helenio Herrera, adelantado, genio, provocador… Es al tiempo entrenador del Barça, empeñado en la tarea difícil de voltear al Madrid de Di Stéfano. España no ha ido al Mundial del 58 por un empate absurdo en el Bernabéu con Suiza. Con Helenio Herrera, que habla del Equipo España, se espera la revancha. Y los dos partidos con Polonia avalan su optimismo: 2-4 allí y 3-0 aquí. El equipo era de fábula: Ramallets; Olivella, Garay, Gracia; Gensana, Segarra; Mateos (en Madrid, Tejada), Kubala, Di Stéfano, Suárez y Gento. “Soy el entrenador del futuro campeón de Europa”, se ufanará Helenio Herrera. Los cuartos se sortean el 11 de diciembre de 1959 en París, y nos toca… ¡La URSS! Los rusos, decíamos. Demonios rojos. Ruso o rojo eran palabras infernales en la época. Lafuente y Elola, de acuerdo con el ministro de Exteriores, Castiella, y el del Movimiento, Solís Ruiz, del que dependía el deporte, siguieron los pasos pertinentes. Reunidos en París con los rusos, Valentin Granatkin, presidente, y Gavriil Katchalin, seleccionador, fijaron las fechas: 29 de mayo en Moscú y 6 de junio en Madrid. Como no había relaciones directas entre ambos países, los contactos y visados se harían a través de las embajadas en París. Se programaron las visitas de Katchalin al amistoso España-Inglaterra para el 15 de mayo en el Bernabéu y de Helenio Herrera al URSS-Polonia el 19 del mismo mes en Moscú. Todo en orden. Pero todo se enredó el viernes 20 de mayo, en el Consejo de Ministros celebrado en el Palacio de Pedralbes, en Barcelona. Franco pasó casi un mes en Cataluña, hinchándose de adhesiones. Allí se celebró el 1 de mayo, en el Camp Nou, la Demostración Sindical. También se había celebrado el domingo 8, por la Diagonal, el Desfile de la Victoria. Pero justo el 19, víspera del Consejo de Ministros en Pedralbes, hay un homenaje a Joan Maragall en el Palau de la Música. Se ha descartado el canto de la Senyera, cuya letra es suya. Un grupo de insurrectos lanza octavillas y lo canta. Entre los detenidos (luego encarcelado) está un jovencísimo Jordi Pujol. Así que el viernes 20, en el Consejo de ministros no hay buen humor. Sale el tema de los partidos ante la URSS. Castiella y Solís Ruiz los defienden. Camilo Alonso Vega, Ministro de Gobernación, y Carrero Blanco, de Presidencia, se oponen duramente. Eran además días difíciles. En la guerra fría, Estados Unidos había tenido un contratiempo, porque los rusos le habían derribado un U-2, avión espía, y capturado a su piloto, el capitán Powell. Eso, en vísperas de una Conferencia en París que pretendía la distensión. Aquel incidente colocaba a la URSS en ventaja. Camilo Alonso Vega fue pródigo en argumentos contra los soviéticos: aún había prisioneros de la División Azul en la URSS, entre los niños de la guerra repatriados en los últimos dos años (1.899, según datos de la época) se habían detectado seis “activistas pagados por el oro de Moscú”. El oro de Moscú era un mito recurrente en la época. Se trataba de las reservas de oro del Banco de España, que acabaron en Moscú como pago de Negrín a Stalin por material militar. Conclusión: nada de jugar contra la URSS, que encima la víspera, el 19 de mayo, había ganado 7-1 su amistoso contra Polonia. El autor de este texto es Alfredo Relaño. Leer artículo completo y ver hilo de debate en elpais.es.