Ser profesional no es sólo ejercer una profesión de una manera eficiente y con destacada aptitud o talento. Ser profesional implica, además, un nivel de integridad, responsabilidad y conciencia; digamos, lo más intangible. Un jugador de fútbol de ser y demostrar ser profesional dentro y fuera del campo. Son numerosos los casos de futbolistas amantes de las fiestas y jolgorios; cosa normal, dirán algunos, para gente joven y con dinero, combinación muchas veces con evidente peligro de explosión.
La pasada noche del sábado, ocho jugadores del Real Madrid acudieron a la fiesta de cumpleaños de Cristian Ronaldo que se celebró en un lujoso restaurante y que acabó hacia las seis de la madrugada. Por si fuera poco, el sarao se llevó a cabo poco después de perder por 4-0 con el Atlético de Madrid.
Ser profesional también es una cuestión de valores, y estos ocho futbolistas, según sus valores, no hicieron nada que no fuera correcto a pesar de haber acabado de recibir un varapalo del eterno rival.
Los valores de la afición madridista, presidente y otros compañeros no coincidieron. El lío en el vestuario está armado.
Allá por el siglo I antes de Cristo, Pompeya Sila, esposa de Cayo Julio César, acudió en una ocasión a una orgía sexual que se permitían las damas romanas de la aristocracia. No intervino, solamente estuvo allí como espectadora. Su marido se divorció y fue tajante en una cita que perdura aún en nuestros días: “La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino además parecerlo”. Eran otros tiempos.  
* Fui Agente de Jugadores licenciado por la RFEF durante 11 años. Sentí vergüenza muchas veces por ejercer esta profesión y le pedí a la federación que retirara mi licencia. Hoy, soy feliz, vuelvo a disfrutar de este gran deporte. Ramón Alfil.