Cada vez, por desgracia, es más frecuente leer noticias como la que he tenido la ocasión de ojear hoy. Cito textualmente: “El fiscal pide 10.000 euros de multa a xx por un altercado ocurrido en una discoteca… Los hechos ocurrieron sobre las cinco de la mañana… Estaba en la barra del local pidiendo una consumición”. El jugador, no importa el nombre, porque además supondría hacerle publicidad gratuita, es un futbolista famoso que juega en primera división, es decir, en el fútbol de élite. Podemos apreciar una serie de incompatibilidades con el comportamiento de un deportista profesional: altercado (público), discoteca, cinco de la mañana y consumición (no creo que pidiera un zuño de melocotón).
¿Cómo le vamos a explicar a un futbolista joven en periodo de formación que no pueden existir conjuntamente el orden personal y las salidas nocturnas, si ven la imagen pública de una estrella saltándose a la torera los conceptos básicos que debe seguir un profesional? La verdad es que personajes de esta naturaleza poco nos ayudan en la labor. Es muy importante considerar la importancia de la imagen pública del futbolista de élite, ya que, entre otras cosas, desencadena un conjunto de mecanismos positivos o negativos de los que van a tomar buena nota los jóvenes. Las autoridades deportivas deberían ser más rigurosas con el futbolista profesional y el cumplimiento de las obligaciones o cuidado al hacer o decir algo por la repercusión, efecto y secuelas que pueden acarrear en la juventud. En lo civil, un fiscal se conforma con pedirle 10.000 euros a alguien que gana millones; en lo deportivo debería haber más condena. El joven es tan frágil como un montón de barro húmedo. En nuestras manos está moldearlos y convertirlos en una obra de arte o deformarlos o aplastarlos. Mientras, algunos, siguen dándole puñaladas al fútbol.
Ramón Alfil
* Fui Agente de Jugadores licenciado por la RFEF durante 11 años. Sentí vergüenza muchas veces por ejercer esta profesión y le pedí a la federación que retirara mi licencia. Hoy, soy feliz, vuelvo a disfrutar de este gran deporte. Ramón Alfil.