Las supersticiones indias dictan que las mujeres viudas traen mala suerte razón por la que algunas comunidades rurales rechazan cualquier tipo de contacto visual o físico. La pobreza, el aislamiento, la violencia o la nutrición deficiente vienen de la mano de esta tradicional forma de entender la realidad. Hasta ahora la Fundación Vicente Ferrer (FVF) colaboraba con este colectivo a través del Programa de Nutrición. Desde marzo de 2016 el programa ha introducido talleres, cuyo objetivo es facilitar la integración social y disminuir la discriminación que sufren en sus comunidades.
Cada dos meses las viudas asisten a sesiones donde, además de recibir el paquete nutricional de arroz, raggi (mijo), aceite y lentejas, desde ahora también acceden a formación sobre educación, salud, migraciones y género. El objetivo es concienciar e informar sobre las posibilidades que tienen, algo clave para eliminar los estigmas sociales a los que están sometidas.
Laksamidevi tiene 23 años. Con 12 se casó con su tío, poco después murió asesinado a manos de su hermano. Desde entonces ha tenido que cuidar de sus dos hijos ella sola y también de los de su hermano, a los que éste abandonó. “Estas reuniones me están enseñando a criar a mis hijos y a prestar más atención a la salud de mi familia. Me han hecho ser más independiente y tener la fortaleza suficiente para afrontar los problemas”, declara Laksamidevi orgullosa.
Talleres de sensibilización
El último taller impartido focalizó sus esfuerzos en la reflexión sobre las ventajas, desventajas y peligros de la emigración a través de vídeos explicativos. Las viudas enseguida conectan con los protagonistas: no encuentran trabajo y tienen que dejar las aldeas para empezar una vida nueva en grandes ciudades como Bangalore o Hyderabad. Pero si se van, ¿quién cuida y se ocupa de sus hijos?, ¿cómo de fácil es encontrar un trabajo o alojamiento en una gran ciudad?, ¿pueden fiarse de cualquier oferta de trabajo que se les presente?
Vasanta, miembro del equipo local de lucha contra la violencia de género, les expone todas estas preguntas. Situaciones que casi todas las asistentes se han planteado en alguna ocasión. “Al principio les cuesta contar sus experiencias, pero todas acaban colaborando. Estas charlas son muy necesarias. Puede que yo también me quede viuda y sufra los mismos problemas, por eso cuando hablo con ellas empatizo y me pongo en su piel”, comenta.
En estos encuentros se busca la participación activa de las mujeres que en ocasiones conocen por primera vez los recursos del Gobierno a los que pueden acceder (pensiones de 1.000 rupias al mes por viudedad) y las actividades generadoras de ingresos que la Fundación pone a su disposición, a través de programas como el Fondo de Desarrollo para la Mujer o ‘De Mujer a Mujer’. De este modo se muestran las alternativas laborales y económicas que deben tener en cuenta antes de tomar la decisión de migrar o no.
Las participantes del programa provienen de distintos pueblos donde la Fundación actúa. Todas responden a los mismos criterios: son viudas o han sido abandonadas por sus maridos, forman parte de las asociaciones de mujeres o sanghams y tienen al menos dos hijos escolarizados. Además, dos veces al año se revisa su tensión arterial y el nivel de hemoglobina. Dependiendo de los resultados se les deriva a los hospitales de la FVF o a centros de salud del Gobierno, donde reciben gratuitamente tratamiento para la anemia.
El Seis Doble | Fundación Vicente Ferrer (FVF)
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