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La leyenda de "La Serrana de la Vera"
Una misteriosa mujer aterrorizó durante años a las gentes de la cacereña comarca de La Vera
“Legua y media de Garganta, cinco leguas de Plasencia; habitaba una serrana alta rubia y sandunguera”, así comienza una de las múltiples versiones del romance de La Serrana de la Vera, una historia convertida en leyenda con el transcurrir de los siglos y que aún permanece fuertemente arraigada en las gentes de la abrupta y montañosa comarca cacereña de La Vera, cuyos verdes paisajes y profundas gargantas albergan la magia de una historia que habita en el imaginario colectivo, tras muchos siglos perviviendo a través de las generaciones.
La sierra de los Tormantos fue el escenario donde esta joven y extraña mujer desarrolló su legendaria actividad. Las versiones más históricas atribuyen la procedencia de esta muchacha a la población cacereña de Garganta la Olla, un municipio de la comarca de La Vera, muy próximo al monasterio de Yuste, que en la actualidad cuenta con un millar de habitantes además de unas calles de gran belleza.
La vida de esta joven pudo desarrollarse en el siglo XVI. Su pelo era largo y en ocasiones lo llevaba recogido bajo una montera. Todas las descripciones coinciden en señalar la extraordinaria belleza que reunía Isabel de Carvajal, el nombre con el que se ha identificado a la protagonista de nuestra historia.
De familia acomodada, Isabel nunca fue una niña común. Las gentes garganteñas miraban con extrañeza los gustos de la muchacha. La joven era una gran aficionada a la caza en el monte y poseía una habilidad magistral a la hora de hacer uso de la ballesta, la honda y otras armas. Era ella una mujer valiente, bravía y de gran fortaleza física que combinaba paradójicamente con un encanto que seducía y encandilaba a los paisanos de La Vera con una simple mirada.
“Isabel hija, ¿por qué no dejas los montes y la caza para los hombres y te dedicas a labores más mujeriles? ¿No ves que así asustas a los pretendientes?”, decía su padre a la joven Isabel.
Pero ella era idealista y soñadora. No le preocupaban demasiado los hombres y consideraba que aquel que la amase debería hacerlo aceptando cómo era y no bajo el yugo de los tópicos del momento.
Un buen día, arribó a la villa de Garganta un joven y guapo galán de origen noble, sobrino del obispo de Plasencia. Su nombre era Lucas de Carvajal. El padre de Isabel advertía a su hija y le aconsejaba guardar prudencia y abstinencia frente a los cortejos del guapo muchacho placentino.
Pero la moza garganteña no siguió las directrices de su padre y pronto cayó enamorada de los encantos de aquel galán, que con su dulzura, delicadeza y hermosas palabras consiguió encandilar a la difícil Isabel. Lucas se le ofreció en matrimonio y la joven le entregó su corazón enamorado del que parecía ser inequívocamente el hombre con el que soñaba.
Sin embargo, la desdichada muchacha pronto sufrió la traición de ese hombre que no tuvo piedad de Isabel. Preocupado por que el matrimonio pudiera suponer el final de su prometedora carrera eclesiástica, Lucas abandonó a su prometida, que se sintió deshonrada y huyó de su pueblo para refugiarse en su verdadero hogar: el monte.
Entre Piornal y Garganta, a cinco leguas de Plasencia. Allí es donde la tradición ubica la célebre cueva que alojó durante años a Isabel de Carvajal, conocida desde entonces como ‘la Serrana de La Vera’. Su fama crecía por la comarca a ritmo de sangre. La afrenta que sufrió ante aquel indecoroso caballero despertó en ella un sentimiento de ira y rechazo hacia los hombres. Y de todos ellos juró vengarse. El autor de este texto es Fernando Borrero. Leer leyenda completa y ver hilo de debate en vavel.com.
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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