La máxima aspiración de los funcionarios sinvergüenzas es poder cobrar sin trabajar
La realidad es que alguien se está riendo de la sociedad con el beneplácito del sistema
Un funcionario de la Diputación de Alicante lleva enlazando bajas médicas con vacaciones desde 2003. ¿Es casualidad que la inmensa mayoría de casos de funcionarios holgazanes se encuentre en las diputaciones? El procedimiento es bastante sencillo. Tras agotar el tiempo de baja de año y medio sin que la Seguridad Social dictamine una incapacidad, se incorpora al trabajo. Pero en lugar de incorporarse a su puesto de trabajo, solicita las vacaciones. Una vez concluidas, presenta una nueva baja. Y así, de manera cíclica durante 15 años. El funcionario justifica su ausencia por muchas pequeñas cosas que al final se juntan y le impiden trabajar y lamenta que le obliguen a trabajar porque él no quiere trabajar para la Diputación. Por supuesto, el señor exhibe en las redes sociales sus actividades de ocio durante estas bajas. En 2011 hubo un cambio normativo que obliga a trabajar seis meses entre las bajas, pero nuestro protagonista se ha declarado incapaz de realizar su trabajo, así que acude media hora un día a la semana... y a casa. Por supuesto, ninguna mutua controla las bajas. Desde la propia Diputación y los diferentes sindicatos aseguran que esta forma de actuar es legal y nada se puede hacer ante estos abusos. Su máximo castigo fue que le abrieron un expediente ya que no se incorporó el día que debía hacerlo tras una de las bajas, pero ganó el juicio porque demostró que la Seguridad Social no se lo había comunicado correctamente. Sus propios compañeros no pueden dar crédito a semejante sinvergüenza.
¿Se da usted cuenta que estas golfadas solo ocurren con empleados públicos? Desgraciadamente no es un caso aislado. ¿Se me imagina un caso así en una empresa privada? Lo más dramático es que ocurre más a menudo de lo que pensamos. Da igual que sea legal, o no. La realidad es que alguien se está riendo de la sociedad con el beneplácito del sistema. La solución es más sencilla de lo que parece. La posibilidad —real— de despedir a un funcionario por ser mal trabajador. Como ocurre en cualquier empresa. Aunque reconozco que lo que más me aterra es que una gran mayoría de nuestros jóvenes deseen ser funcionarios el día de mañana. Y precisamente por cosas como esta. Su máxima aspiración es poder cobrar sin trabajar. Nuestros hijos quieren ser unos gandules. Unos sinvergüenzas.
* Diego Gafo es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Diego Gafo es autor del blog "Las cosas de DIEGVS".
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El mismo que una vez dijo aquello de "todos estos sinvergüenzas que desaparezcan cuanto antes"
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Todos son unos sinvergüenzas que han demostrado con creces que están en política para enriquecerse
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