La sonda Philae se clavará al cometa 67P como una garrapata

Sábado, 18 de octubre de 2014 | e6d.es
• El descenso de la primera sonda que la humanidad coloca sobre un cometa estará plagado de momentos críticos

Si todo sale como está previsto, el próximo 12 de noviembre a las 17h (hora peninsular española) la sonda Philae se fijará a la superficie del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko como una garrapata. Después de 7 horas de caída libre en el que los técnicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) ya no tendrán margen de respuesta, la sonda impactará contra el cometa y sus patas se hundirán sobre el polvo helado para convertirse en el primer vehículo que la humanidad consigue posar sobre uno de estos cuerpos celestes. "Habremos colocado un objeto de 1 metro cuadrado en un cuerpo de 4 km de diámetro a una distancia de 400 millones de kilómetros", explica a Next Laurence O'Rourke, coordinador de Operaciones Científicas de la Misión Rosetta. "Y lo habremos hecho con una precisión de milímetros".
Como si fuera un parásito, el primer paso de Philae en su nuevo destino será el de aferrarse firmemente a su superficie. En el momento del impacto se desplegarán de cada una de sus tres patas unos pequeños taladros para fijarse al hielo. Bajo el cuerpo principal, dos arpones de dos metros de longitud se clavarán en el suelo al primer contacto y empezarán a tomar datos desde ese mismo instante. En función de la velocidad con que avancen los anclajes, los técnicos de la ESA sabrán si la composición del cometa es más polvo que hielo o viceversa. Y después seguirán más de 50 horas de toma de datos científicos. Uno de los factores que diferencian este aterrizaje de anteriores misiones como las enviadas a Marte o Titán es la bajísima gravedad del cometa. "La fuerza con la que atrae a los cuerpos es 10.000 veces más débil que en la Tierra", explica Miguel Pérez de Ayúcar, científico español de la misión Rosetta, "de modo que el módulo de 100 kg pesará apenas 10 gramos sobre el suelo del cometa”. Esto significa que a pesar de descender en 22 km de caída libre impactará a unos 3km/h contra la superficie, un golpe suave, como el pequeño empujón que alguien nos da en el metro. Pero esa ventaja no contrarresta los riesgos del aterrizaje en la zona elegida, el denominado punto J, un lugar con luz suficiente y una posición que permite las comunicaciones con Rosetta.
Un vistazo detallado a la zona elegida para el aterrizaje permite comprobar que no será tarea fácil. "El punto J es una zona con acantilados y agujeros, de algunos de los cuales sale gas", asegura O'Rourke. "Esos puntos que se ven diminutos en la imagen son rocas de 12 metros de altura, bloques de hielo y polvo acumulados sobre el cometa". Cuando el pequeño módulo Philae (de apenas 1 metro) llegue a su destino corre el riesgo de caer en una de las zonas irregulares y arruinar la misión. "Si cae en una zona con una inclinación de más de 30 grados", admite el coordinador de Operaciones Científicas, "puede empezar a caerse". Para esta situación los científicos han incorporado un cable en el interior de los arpones que conecta con un motor, de modo que la sonda puede quedar colgando momentáneamente y remolcarse hasta alcanzar una posición estable. Leer noticia completa en vozpopuli.com