Las vidas que se secaron en el agua de la frontera
Algunas de las historias que hay detrás de las personas que murieron en el intento frustrado de acceder a Ceuta a nado
Llevamos siete días hablando de ellos. Bajo el nombre de "inmigrantes" y apellido de " tragedia" hemos titulado portadas, se han abierto informativos. Algunas de sus caras han protagonizado vídeos. Pero su mirada ya no estaba viva, estaba perdida, vacía.
Los dos hijos de Ibrahim Keita vieron marchar a su padre de 26 años una vez finalizada la guerra civil costamarfileña de 2011. Tras ella, aparecieron dificultades en una vida moderadamente acomodada. Todo se había complicado. "Quería cruzar para poder dar de comer a su familia", describen algunas de sus amistades. Llegó a Marruecos y se refugió en el bosque. El pasado jueves se lanzó al mar, quería bordear el espigón y alcanzar Ceuta. Pero nunca llegó.
Compartía bromas con Iker -nombre ficticio que el mismo ha escogido-, su compañero de 'búnker' en el monte, quien tuvo suerte, logró esquivar las garras del mar y, aunque empapado, regresó a Tánger después de pasar por la comisaría de Tetuán. Cuando volvió al bosque, Ibrahim ya no estaba, nota su ausencia. "Era muy, pero que muy buen cocinero", recuerda en conversación con eldiario.es. Sus palabras nos acercan un poco más a él. "Solíamos escuchar juntos canciones de su país. Yo le gustaba porque siempre escuchaba música de Costa de Marfil en mi móvil". Su mente regresa a aquel fatídico día, hace una semana: "Cuando vi su cuerpo en la orilla me quedé en shock".
Armand tenía 16 años y bailaba, bailaba mucho. "Era un estupendo bailarín", describe uno de sus amigos. "Unos días antes del salto hicimos una fiesta. Todas las chicas comentaban lo bien que se movía". Dejó atrás Camerún pensando en Europa. Y pensando en ella ya había fracasado en otros intentos de entrada. "Nos deportaron juntos en un intento frustrado". Su vida también acabó en la frontera, entre sonidos de disparos, al lado del montón de piedras que separa Marruecos de una mitificada España.
Armand e Ibrahim son solo dos de las personas escondidas en las cifras. Pero también estaba Ousman Kenzo, Oumar Ben Sanda, Yves Martin Bilong, Daouda Dakole... Ninguno de ellos superaba los 26 años. La mayoría eran cameruneses. Los inmigrantes suelen dividirse en el bosque por nacionalidades y este intento de entrada, según explican, lo habían organizado ellos.
Otra persona muy cercana a estos nos aproxima a su mundo desde Tánger. Antes no puede evitar mostrar su incomprensión hacia la violenta intervención de la Guardia Civil denunciada por los inmigrantes. No desconfía de ellos: "No lo dice solo uno, son muchos... Y, de verdad, ellos no mienten". Pero no entiende lo que pudo ocurrir. Llega incluso a ponerse en la mente de los agentes: "quizá, al ver tantos agarrados a su barca, se asustaron... no sé, no sé, es que no me explico cómo alguien puede hacer una cosa así". Nos ruega que mantengamos su anonimato, teme represalias. A través de una conversación por Skype nos lleva al bosque, al 'gueto' camerunés.
Y cantando se despidieron de los que se fueron. Como aparecía en un emotivo vídeo difundido por El País, los inmigrantes que sobrevivieron rodearon los cuerpos sin vida de sus compañeros y, entre sollozos, les homenajearon con música. Llegó su muerte y comenzó a sonar una sintonía parecida a la que tantas veces alegró sus vidas. La autora de este texto es Gabriela Sánchez. Leer noticia completa y ver hilo de debate en eldiario.es.
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