Las viudas de la India plantan cara a la tradición
La Fundación Vicente Ferrer contribuye a la alimentación de mujeres viudas con hijos a través del Programa de Nutrición
“¿Has desayunado?, ¿Has almorzado?, ¿Has cenado?”. En Anantapur, estas son las preguntas que sustituyen nuestro clásico qué tal estás. Preguntar por el bienestar de otros es preguntar si tienen el estómago lleno. India es el país con más millones de personas con desnutrición del mundo y donde la desigualdad y el hambre castigan a unos colectivos más que a otros. Naga Lakshmi pertenece a uno de estos colectivos. ¿Por qué? Porque es mujer. Porque es dalit. Porque carece de estudios y cuenta con escasos recursos económicos. Y porque además hace cinco años que enviudó, y eso la condenó a la muerte social en vida.
A los 14 se casó con un hombre 10 años mayor que ella. “Teníamos muchas peleas, porque a pesar de sus promesas no dejó de beber. Cuando mi marido se murió estuve muy triste. Lloré antes y después de su muerte. Al principio porque no escuchaba mis palabras y después porque falleció”.
La condición social y personal de las viudas está vinculada a la de sus maridos de manera inconmovible. Así que cuando Naga Lakshmi perdió a su esposo, ya conocía el destino impuesto que le esperaba. “Ahora tengo amigas viudas y hablamos sobre la situación de nuestras vidas, sobre por qué nos ha pasado esto. También hablamos de nuestras hijas. Somos analfabetas y queremos cambiar su realidad”, explica con determinación.
Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, en su mensaje para el Día Internacional de las Viudas, que se celebra cada 23 de junio desde 2011, ha destacando la importancia de “acabar con el estigma social y la privación económica a que se enfrentan las viudas; poner fin al elevado riesgo de abuso y explotación sexual; y eliminar los obstáculos en el acceso a los recursos y a las oportunidades económicas que limitan su futuro”.
El peso de la tradición
El estigma de la viudedad induce a las viudas a sentir vergüenza y culpa de su condición. “Mis vecinos no querían verme la cara porque simbolizaba mala suerte”, recuerda. “Estuvieron unos cuantos años sin hablarme”, añade resignada. Esta tradicional forma de entender la realidad conduce a las viudas al aislamiento, a la violencia, a la pobreza o a la nutrición deficiente. Si las mujeres enviudan jóvenes, sus hijos se ven sometidos a la suerte de su madre.
Por eso, Naga Lakshmi y otras 1.720 mujeres son destinatarias del Programa de Nutrición para viudas de la Fundación Vicente Ferrer (FVF). Desde hace casi diez años, la Fundación entrega un paquete nutricional bimensual con 12 kilos de arroz, cuatro kilos de lentejas, cuatro de cereales, otros cuatro de trigo y dos de aceite. Esto les asegura entre una y tres comidas al día cada dos meses. “El programa nutricional sirve no sólo para comer, sino sobre todo para tener menos preocupaciones”, explica Naga Lakshmi. Con este programa se pretende proteger a los hijos y se rompe el ciclo de pobreza intergeneracional.
Ahora, Naga Lakshmi trabaja como jornalera y vive sola con su hija Rajeswari y su hijo Naweenkumary de 12 y 10 años. Cuenta que siguiendo con el peso de la tradición, nueve días después de quedarse viuda se celebraron los rituales funerarios. “Me quitaron las flores de la cabeza y me rompieron las pulseras de cristal para que todo el pueblo pudiera reconocer mi condición de viuda. Después estuve meses sin salir de casa”. Ahora ha vuelto a llevar saris de colores y pulseras, pero de plástico.
Según la escritora y activista feminista, Suswati Basu, en 2010 sólo el 28% de las viudas recibían una pensión y solo el 11% recibía la cantidad total asignada. “Antes mi pensión era de 200 rupias” pero desde hace cuatro meses recibe una pensión del Gobierno de 1.000 rupias al mes (unos 14 euros) y forma parte de un grupo de mujeres o sangham. “Pertenecer al sangham me hace sentir menos sola y me ha enseñado a ahorrar para cuando no pueda trabajar”.
Naciones Unidas aboga por empoderar a las viudas mediante la inclusión en la vida pública para “desarrollar una vida segura después del duelo”. Conseguir que logren una condición social digna es dejar de invisibilizar a un colectivo de 45 millones de mujeres en la India. Las mujeres de Anantapur trabajan para tener cabida en la sociedad, por eso celebran el Día Mundial de las Viudas participando en actividades de sensibilización. “Yo no me considero símbolo de mala suerte, al contrario. Sólo tuve mala suerte”, sentencia Naga Lakshmi.
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