No podía dar crédito cuando me enteré, leyendo
un artículo, del festival Kots Kaal Pato en el que cada año decenas de animales vivos son literalmente molidos a palos como piñatas. Esto ocurre en el poblado de Citilcum en el estado de Yucatán, y tiene que parar.
El origen de esta tradición nadie lo conoce, ni siquiera los ancianos del pueblo. Y de lo que se trata es que en el centro de Citilcum cuelgan piñatas, pero en lugar de que éstas contengan fruta o dulces, como normalmente se acostumbra en México, dentro tienen animales que una noche antes fueron capturados por los niños de la localidad. La mayoría de los animales que los niños atrapan son diferentes tipos de iguanas, pero el animal más preciado es la zarigüeya. Este marsupial está amenazado e, incluso, está protegido en otros países. Aquí los matan por diversión.
Después colocan a los animales dentro de las piñatas y, sin más, éstas son golpeadas. Es inevitable que las iguanas y zarigüeyas mueran; y si acaso alguna sobrevive, la multitud empieza a lanzar a los animales de un lado a otro hasta que caen al suelo ya sin vida o, en su defecto, mueren aplastados a pisotones.
Pero el nombre de la festividad hace alusión a los patos, y estos hacen su aparición al final: los cuelgan de las patas en una estructura de madera, y los “concursantes” tienen que brincar para tomarlo por la cabeza. El pato suele morir en el momento en que se le rompe el pescuezo, pero a veces pasan minutos antes de que la cabeza se desprenda del cuerpo. Quien se queda la cabeza “gana”.
Difícilmente puede llamársele “tradición” a algo que ni los más ancianos ni los expertos en cultura maya pueden explicar. Y aunque tuviera explicación, es injustificable que en pleno 2015 se siga permitiendo semejante barbaridad. Por eso exigimos que se ponga un alto a Kots Kaal Pato por mandato de ley.
Erika Samara Roldan
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