Durante la Guerra Civil, muchas actividades prosiguieron su desarrollo con la normalidad que se permitía. El deporte fue uno de estas. Se trataba de aparentar normalidad, emplearlo como medida recaudatoria y de válvula de escape ante la situación que se padecía en el país. El fútbol, y el deporte en general también iba a tener su desempeño en las relaciones internacionales y el reconocimiento internacional. Durante un tiempo cohabitaron Federaciones en zona nacional y en zona republicana que pretendían ostentar la representación. El fútbol no fue una excepción. El
comandante Julián Troncoso fue el designado a dirigir una recién creada Federación Española de Fútbol de las regiones franquistas. En su haber, destaca la promesa al Osasuna de que sería mantenido en 1ª división pese a su descenso esa temporada, como recompensa a la valentía y lealtad del pueblo Navarro en la Cruzada Nacional, cuando se reanudase la competición liguera tras la guerra, y la idea de obtener reconocimiento internacional a través de organizar encuentros amistosos de la Selección Española. Para ello, contó con las gobiernos amigos de Alemania, Italia y Portugal, aunque finalmente solo se enfrentaron al vecino ibérico. Durante ese tiempo, no desdeñó sus labores bélicas e incluso fue detenido en Francia, al parecer por tratar de robar armas y un submarino republicano.
La FIFA decidió no conceder legitimidad a esos partidos y negó su validad. Para la RFEF de fútbol, tampoco tienen valor hoy en día, ni cuentan como duelos España-Portugal ni como internacionalidad a quienes lo disputaron. Pero el caso es que en 1937 comenzaron los preparativos. Se apuntó una posible lista de futbolistas en zona nacional que podrían formar parte del combinado, aunque, no se estaba plenamente convencido de su estado y de su ubicación. En esos momentos, también una Selección de Euskadi había iniciado su gira europea tratando de recabar fondos y apoyos para la República. El doctor
Amadeo García Salazar, seleccionador previo a la contienda, sería el encargado de prepararlos. Se realizó una Selección apresurada y con los efectivos disponibles y se trató de coger forma disputando varios encuentros amistosos, en algunos incluso recibiendo el nombre de "probables" y "posibles" de cara a la elección definitiva. Sevilla, Irun, Pamplona, San Sebastián, Bilbao, Santander fueron algunas de las ciudades que vieron estos enfrentamientos.
Vigo, lugar de las primeras reuniones federativas, fue la sede designada para el partido internacional contra Portugal, y se pretendía que fuera a finales de agosto, aunque la fecha no se consolidó y se fue variando durante cierto tiempo, hasta el 28 de noviembre. Se pactó que España devolvería visita más adelante. Se crearon sendos trofeos Franco y Oliveira de Salazar, y se anunció con orgullo, que la Federación Portuguesa renunciaba a su subvención ya que todos los beneficios se destinarían al Ejercito Español que se hayaba combatiendo.
Dos retratos de los dos dictadores se colocaron en el palco. La ciudad fue engalanada y acudieron varios ministros, militares y el embajador portugués a situarse donde las autoridades. El partido comenzó con muestras de hermandad y vítores a Franco y Salazar ante una buena entrada en Balaidos, incluso con un número de portugueses amplio. Portugal
se llevó el triunfo por 2-1. España que jugó con Eizaguirre, Ciriaco, Quincoces, Aranaz, Vega, Ipiña, Epi, Chacho, Vergara, Gallart (autor del gol) y Vázquez, en la que era la primera victoria lusa entre ambos países, aunque finalmente no se le concediera validez. Arbitró un italiano, Ronaldo Barlassina, y según parece, el triunfo portugués fue justo. El autor de este texto es Gonzalo Mazarrasa. Leer noticia completa y ver hilo de debate en
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