Los españoles rechazan los productos procedentes de Cataluña en las compras de Navidad
La actitud política de CIU hará más pobres a los catalanes
El caso de la empresa gallega Protección Laboral Vilalba, S. L., que anuló un pedido textil a un proveedor catalán no es aislado y marca una fuerte tendencia que se abre camino en toda España como consecuencia del rechazo de los políticos catalanes a su pertenencia a España y a estimular la división y la ruptura de la convivencia en su ruta hacia una independencia que, en caso de triunfar, convertiría a Cataluña en una tierra aislada, con fronteras físicas, fuera del euro y de la Unión Europea, con financiación imposible y con su tejido productivo arruinado por los aranceles y la incapacidad de vender sus productos.
Miles de empresas del resto de España, como respuesta a las ofensas políticas procedentes de Cataluña, están exigiendo a sus proveedores que se sustituyan productos catalanes incluidos en las cestas y lotes de regalos navideños por otros fabricados en otras autonomías. Las empresas proveedoras de regalos de empresas, elaboradoras de cestas, cajas y lotes navideños, confirman a los medios de prensa que miles de clientes están exigiendo que el cava se sustituya por vino de Rioja o de la Ribera del Duero o por otros cavas elaborados fuera del territorio catalán.
Es la consecuencia lógica de la política insolidaria y antiespañola de Artur Mas, contra la que el ciudadano español se ha alzado con espíritu rebelde e indignado, consciente de que todo el montaje nacionalista con respecto a la independencia no es otra cosa que un nuevo chantaje para ganar más dinero y mantenerse en el poder, sin que a los políticos nacionalistas les haya importado ofender a los españoles, dinamitar el proyecto común de convivencia y disparar los daños a sus propios empresarios.
Dos portavoces de grandes empresas proveedoras de regalos navideños y una especializada en ventas al por mayor a pequeños empresarios confirmaron a este medio que las ventas de cavas de otras regiones españolas y de champagne francés se están disparando en estas vísperas de Navidad como consecuencia del rechazo al cava catalán. Lo mismo ocurre con el fuet, con el Cola Cao y otros los productos de la empresa Nutrexpa y con otras muchas marcas catalanas de alimentación, como Casa Tarradelllas, entre otras. Los mismos portavoces afirmaron que el nivel actual de rechazo a la producción catalana es superior a cualquier otro producido en el pasado.
La tesis que Artur Mas esgrime ante los empresarios catalanes que le apoyan es que las ventas al resto de España tienen que disminuir necesariamente, pero que serán sustituidas por exportaciones a otros países. Lo que oculta es que esas ventas serían extraordinariamente difíciles a los países europeos y a otros, donde tendrían que encarecerse con aranceles y tasas.
Las encuestas reflejan una indignación ciudadana muy mayoritaria ante el desafío independentista catalán, interpretada como una ofensa y un desprecio, lo que concita una reacción de reciprocidad hacia Cataluña que se manifestará en el turismo y en el comercio y que, sin duda, empobrecerá a los catalanes. Muchos ciudadanos españoles tienen el criterio de que la actual prosperidad catalana no es sólo mérito de Cataluña sino que se debe tambien al esfuerzo de los inmigrantes de otras regiones y, sobre todo, a la inversión en Cataluña de gran parte de las plusvalias agrarias, generadas en los siglos XIX y primera mitad del XX en zonas entonces muy ricas, como el valle del Guadalquivir.
En zonas como Andalucía y Extremadura el rechazo a los productos catalanes es especialmente intenso, según la versión trasladada a este medio por numerosos empresarios consultados.
En realidad, Artur Mas le está haciendo un favor a Rajoy, pues está distrayendo la atención ciudadana y desviándola de su justo centro. Los reproches, boicots y rechazos de los ciudadanos deberían dirigirse contra la clase política española en general, culpable de la ruina de España y del fracaso de la política y de la decencia, pero la furia se desvía contra la arrogancia catalana, un fenómeno infinitamente menos importante y trascendente que la corrupción del Estado y la desvergüenza de una clase política que antepone una y otra vez sus propios intereses al bien general. Esos son los que de verdad se merecen el boicot, mucho más que el cava o el fuet. Francisco Rubiales. Leer noticia y ver hilo de debate en alertadigital.com.
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