Los olvidados de Haití siguen invisibles bajo las carpas
Más de 170.000 personas siguen viviendo en campos de desplazadas, bajo las carpas, a casi 4 años del terremoto
El pasado 7 de diciembre un grupo de policías municipales y hombres armados con machetes y palos se presentaron en el campo de Mozayik, en Canaan, en las afueras de Puerto Príncipe. En la operación, unas 60 familias fueron desahuciadas a la fuerza de las tiendas y débiles estructuras en las que vivían desde hace cerca de 4 años, en el último de los numerosos casos de expulsiones forzadas de los campos de desplazados que se suceden en Haití desde poco después del terremoto de 2010. Son familias que ya habían sido desahuciadas de un campo, también llamado Mozayik, en Puerto Príncipe. Se trasladaron a Canaan en busca de la tierra prometida, y de nuevo se encuentran con la negación de su derecho a la vivienda.
El 12 de enero de 2010 un terremoto dejó a más de un millón y medio de personas sin hogar en Haití. El país se enfrentaba a uno de los mayores retos de su historia, la reconstrucción de un país que, ya antes del seísmo, estaba en ruinas.
Se estima que antes del seísmo el déficit de viviendas en Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, era de unas 700.000 unidades. Otros cálculos apuntan que faltaban unas 300.000 viviendas en Puerto Príncipe. El 86% de los habitantes de la capital vivían, ya antes “de la catástrofe”, en bidonvilles, las más de 200 favelas haitianas, en los suburbios de la ciudad, sin acceso a los servicios más básicos. La mitad de la población de Puerto Príncipe no tenía acceso a letrinas y sólo un tercio tenía acceso a agua corriente.
El 12 de enero de 2010, en unos pocos segundos, las ruinas se multiplicaron, junto con el drama humano de perder más de 300.000 vidas. El seísmo destruyó completamente alrededor de 100.000 hogares y algo más de 200.000 quedaron fuertemente dañados.
Tras el terremoto, y ante las numerosas réplicas que se dieron en los días posteriores, la población se negó a volver a sus dañadas casas. Muchos se instalaron en las calles, sobre terrenos vacíos y en plazas públicas. Tiendas de campaña, lonas y otras precarias estructuras acogían a los que se habían quedado sin casa o tenían miedo de que las dañadas estructuras de su hogar cediesen.
Otros, hasta 600.000 personas, dejaron las ciudades más afectadas para trasladarse a las zonas rurales, sus lugares de origen. Pero la ayuda post-terremoto se concentró de forma casi exclusiva en la capital, de forma que muchas de las que emigraron al campo en los días posteriores al desastre, volvieron en búsqueda de la ayuda durante los meses siguientes.
Baile de cifras
A los seis meses del seísmo más de 1.500.000 personas, 360.000 familias, vivían en unos 1.500 campos de desplazados. Casi cuatro años más tarde entre 172.000 y 300.000 personas, según diferentes fuentes, viven aún en esos campos.
El baile de cifras no es ni casual ni inocuo. Hace tan solo medio año, en junio de 2013, la cifra oficial de población en los campos era de 278.000 personas. Hoy la cifra es de poco más de 170.000. ¿Qué ha cambiado en los últimos seis meses? La autora de este texto es Iolanda Fresnillo. Leer noticia completa y ver hilo de debate en eldiario.es.
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