En sueño nocturno despierto
alarmada por una imagen:
mi reflejo que me ordena
desde el espejo me llama.
Y me acerco
bajo una luz mortecina
al rostro enfadado que grita.
Deja la rosa y sus espinas,
deja el mar y la luna.
Busca la cerviz y la hondura,
busca la espiral y la geometría.
Coge el nombre exacto de las cosas.