Mientas hablamos del Aquarius, hay miles de personas tiradas a las puertas de Europa
Jueves, 14 de junio de 2018 | e6d.es
• No podemos dejar miles de vidas a la fortuna de que alguien quiera o no tener un gesto
Seguro que hay días en los que te levantas y sientes una especie de repelús por pertenecer a la especie humana. Enciendes la radio (como todos los días) y te desayunas con que eso que llamabas “sentimiento humanitario” ya no existe, es entonces cuando te arrastras al baño y esperas ver reflejado en el espejo a una cucaracha, a lo Kafka. Vuelves a la cama, a ver si con un poco de suerte era todo una pesadilla pero es entonces cuando te das cuenta de que no, la realidad es lo que es, puede que la especie humana esté condenada a vivir en un mundo apocalíptico, sin moral. Y si eso sucede un lunes por la mañana ya es el acabose. Menos mal que algunas veces llega la tarde, acontece el milagro y acabas hasta orgulloso. No sé si habrás oído que este domingo por la noche, mientras dormías, el flamante Gobierno italiano que ni siquiera parece que haya oído hablar de la Convención de Ginebra (si, ese formado por extremistas de todo tipo que hace buena la frase esa de “los extremos se unen”) se opuso a la llegada a puerto del Aquarius, un barco de MSF, con 629 personas a bordo (entre ellos 123 menores no acompañados, 11 niños y 7 mujeres embarazadas) contraviniendo la legislación marítima, humanitaria y toda la decencia que pueda quedar a esta Europa que se nos va de las manos. Y por si esto fuera poco cometen la salvajada de intentar justificar los hechos sin siquiera proponer una solución, por irreal que fuese. Visto que no se les permitía la entrada optaron por acercarse a Malta donde parece ser que recibieron unas botellas de agua pero tampoco fueron recibidos. En resumen, gracias a la falta de escrúpulos de unos gobiernos que deben avergonzar a sus gobernados, tenemos a 629 seres humanos abandonados en mitad del mar-cementerio en el que han transformado al Mediterráneo. Esta vez parecía que había suerte y se les permitía desembarcar en el puerto de Valencia (dejadme sentir una chispa de orgullo) “por razones humanitarias”, un gesto que creo que nos honra (y mucho) y da ejemplo al resto de la Comunidad Internacional, a pesar de que las voces cavernícolas y descerebradas de siempre quieran buscar electoralismo a un gesto de humanidad inesperado hace unas semanas. ¿Sabes algo? Si el electoralismo lleva a esto, que hagan elecciones todos los años. Yo me quedo con un gesto humano hacia unas personas cuyo pecado es el haber nacido en la “cara pobre” e intentar mejorar su suerte como fuese. Algo tan legítimo que sólo por dudarlo pondría al que lo negase en la estantería donde guardamos a los monstruos, justo al lado de Trump o del Sacamantecas. Pero no podemos dejar miles de vidas a la fortuna de que alguien quiera o no tener un gesto, No podemos permitir que los gobiernos se salten las leyes más básicas que nos impusimos cuando intentábamos aparentar decencia sin que suceda nada. Hoy hablamos del Aquarius pero existen miles o incluso millones de personas tiradas a nuestras puertas, víctimas del abandono de NUESTRAS instituciones. Mi abuelo decía que si perdemos la decencia pasamos a ser poco menos que bestias, no se equivocaba. Estoy seguro de que allá por Bruselas se han olvidado de donde vienen. Se han olvidado de las viejas trincheras excavadas a pico y pala en el barro de la Alsacia-Lorena o las migraciones desesperadas después de las grandes guerras que hicieron necesaria la existencia de la Europa que soñamos un día, joven, poderosa, social y llena de vida pero que se ha transformado en un vejestorio ávaro que sólo piensa en engordar su cartera. ¿Es eso lo que buscábamos? ¿Una Europa que da la espalda a los necesitados? Ya digo yo que Zeus no raptaría a este viejo pellejo ni borracho de anís. Ahora dirán que es cosa de un gobierno xenófobo. Pero la verdad es que esto no funciona. Mientras mueran seres humanos en nuestras fronteras y nuestras instituciones descansen en sillones de piel, calentitas y pisando alfombras mulliditas no vamos a encontrar salida. Mientras las ONG estén jugándose la vida y se les pague a palazos, andaremos por mal camino. Mientras permitamos que seres humanos tengan que jugarse la vida en una lotería en la que nunca toca, sin que hagamos nada más que lamentarnos de vez en cuando, estaremos perdidos.