Ser mujer en la India no es una tarea fácil. Su relevancia en la familia y en la comunidad suele limitarse a ser esposas, madres y su responsabilidad se circunscribe básicamente a gestionar las necesidades del hogar. En pocas ocasiones tienen la oportunidad de emprender algún proyecto empresarial, ganar sus propios ingresos y gestionar el dinero obtenido.
Para dar respuesta a esta situación, el Sector Mujeres tiene en marcha el Fondo de Desarrollo de la Mujer (FDM), un banco interno de la Fundación Vicente Ferrer (FVF) a través de los sangham que les permite acceder a microcrédidos. El dinero obtenido podrá ser utilizado tanto para desarrollar proyectos que generen ingresos como para crear negocios propios.
Podrán acceder a préstamos de entre 10.000 y 30.000 rupias todas las mujeres que formen parte de los sangham, que demuestren capacidad de autogestión. El dinero será destinado a emprender un proyecto en concreto – que deberá ser avalado por la FVF-. Asimismo, se hacen responsables de la devolución del préstamo sin intereses en un periodo previamente pactado. También debe colaborar en la iniciativa de ahorro común de los sangham.
Seena Bonala Srinivasulu es el líder del equipo del Sector Mujeres y una de sus funciones es la de supervisar el funcionamiento del FDM. Afirma que “recibir este dinero les permite mejorar la calidad de vida de sus familias” y que, como todos los negocios van a nombre de las beneficiarias, estos préstamos “contribuyen a aumentar su autoestima y que obtengan respeto por parte de sus maridos y familiares al regentar sus propios negocios”.
Seena recuerda que esta iniciativa también surgió con la idea de garantizar que las mujeres de zonas rurales puedan conseguir dinero de manera transparente ya que suele ser común que acudan a prestamistas para acceder a préstamos ilegales.
Incienso, carbón, tiendas, búfalas y vacas
Con el dinero obtenido a través de los préstamos del Fondo de Desarrollo de la Mujer, pueden emprenderse muchos negocios. Los más comunes suelen ser la compra de ganado lechero, la obtención de carbón, la creación de barritas de incienso o la apertura de pequeñas tiendas de comestibles.
Obulamma Sake tiene 40 años, es una de las beneficiarias del proyecto, lleva 20 años formando parte de uno de los sangham del pueblo Idula Musturu y es la lideresa de su grupo. Agradecida, con mirada dura, cuenta cómo ha sido su vida y cómo le ha beneficiado recibir dinero del FDM.
Ella y su marido han tenido que enfrentarse a los pocos ingresos y a la exclusión social. Recuerda, por ejemplo, cuando trabajaba en el campo cobrando tan solo 10 o 20 rupias al día y cómo sus jefes no le daban permiso para dar lactancia a su primer hijo. "Muchos niños de mis vecinas murieron".
Cuando tenía 20 años, una mujer que pertenecía a la FVF fue al pueblo para hablarles de esta iniciativa. "En ese momento yo no sabía que mi vida podía cambiar, que podía ahorrar dinero o tomar decisiones en mi casa”.
Ahora, después de muchos años, se dedica a fabricar y vender inciensos y a cuidar de una de sus búfalas con la ayuda económica recibida por la FVF.
Por su parte, Lakshmidimi Dasari ha emprendido su propio negocio: el del carbón. Hace cinco años recibió un préstamo de 18.000 rupias del Fondo de Desarrollo de la Mujer para comenzar con su fábrica de carbón y hace tres meses volvió a recibir dinero para ampliar su capacidad.
Vende el carbón obtenido a intermediarios que lo ofrecen a hoteles y restaurantes para que lo utilicen en sus cocinas. Al mes vende aproximadamente unos 200 sacos de carbón de 42 kilos con los que obtiene unos ingresos de 70.000 rupias.
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