Porque quejarte en el bar está muy bien para desahogarte, pero no te puedes quedar ahí. Porque está muy bien hablar de cómo están las cosas, pero no puede quedase sólo en eso. Porque hemos oído mil veces a gente en la oficina quejarse en el café y luego permanecer pasiva ante la realidad. Porque la que está cayendo es muy grande y, sobre todo, porque podemos cambiar las cosas. Porque la movilización continua va haciendo mella y porque tenemos dignidad...
Los recortes golpean a los sectores populares de la sociedad y destruyen la sanidad, servicios sociales, dependencia, educación. La subida del IVA y el rescate a la banca transfieren a la ciudadanía el coste de su torpe gestión sin siquiera depurar responsabilidades. El hachazo en los servicios públicos abriendo las puertas a futuras privatizaciones es indecente. En resumen: ninguna de estas medidas busca los culpables de la crisis para llevar esta gran estafa ante la justicia.
El Gobierno no responde a la soberanía nacional, se ha puesto en manos de los poderes económicos que disfrazados en forma de “mercados” marcan la agenda política del país. Únicamente tres de cada diez personas votaron a Rajoy, pero el hombre de la tijera actúa como si tuviera máxima legitimidad. Hay que demostrarle que eso no es así y sólo hay un camino: la confrontación política. En el bar y en la manifestación. En la oficina y en la asamblea. En tu casa y en la huelga. En las calles y en el parlamento.
La gente no está de acuerdo con perder su empleo, con perder su derecho a la sanidad, con que los colegios se masifiquen, con que no exista la dación en pago, con que se regale dinero a la banca sin que ofrezcan contrapartidas... Esa queja tiene que llegar a las calles para ser oída. La gente movilizada crea un altavoz y transforma la protesta en propuesta. El debate colectivo crea argumentos y hace que la tijera no rasgue con facilidad.
Cómo es posible que se rían de la inteligencia colectiva al afirmar cosas como “esto es como una familia, no puede gastar más de lo que ingresa” ¿es que acaso una familia podría decidir sus ingresos? ¿Acaso una familia podría decidir que pague más quien más tiene y recuperar impuestos para artículos de lujo o ponerle un impuesto a la banca? Dicen cosas como que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, pero, ¿quién ha vivido así? La clase trabajadora, desde luego, no y estamos más que hartos y no vamos a seguir soportándolo. Por eso vamos a seguir tomando las calles y vamos a quejarnos donde hace daño. Trabajemos por un cambio real. ¡Sí se puede!
IU Aragón