Operación araña, otra ilegalidad que solo busca mediatización
Ahora los terroristas ya no son los de ETA o los del GRAPO, sino cuatro infelices que se desahogan con sus opiniones en Twitter
Todo apunta a que la operación araña de la Guardia Civil, esa que se dedica a perder el tiempo persiguiendo tuits de hace años para meterle con calzador acusaciones de terrorismo a cualquiera que haya hecho algún comentario desafortunado en las redes sociales, es absolutamente ilegal, además de inútil y estigmatizadora, y solo busca un fin electoralista. Cuando ya no hay grandes grupos terroristas a los que perseguir y conseguir detenciones, hay que inventárselos para hacer méritos. Ahora los terroristas ya no son los de ETA o los del GRAPO, sino cuatro infelices que se desahogan con sus opiniones en Twitter. Pero no solo ocurre con este tipo de ilegalidades, también en detenciones milimétricamente programadas para que sucedan en el momento justo y que las cámaras estén presentes, como fue el caso de Rodrigo Rato; que yo no digo que no sea culpable, que ni lo sé, ni supone una prioridad para mí, pero me avergüenza la forma en que se ha llevado a cabo el asunto.
Operación araña, ¿en qué consiste y por qué es ilegal?
Una operación de este tipo es ilegal en cualquier estado democrático porque no consiste en perseguir a una determinada persona, sino que se persigue un hecho concreto para determinar si es o no ilegal, y luego se busca a quien lo ha cometido o lo pudiera cometer. O sea, que se persigue indiscriminadamente a muchas personas; criminalizan un hecho dudoso y lo maquean para que parezca un grave delito de terrorismo, que acaba en numerosas detenciones como si hubieran evitado un gran atentado y salvado cientos de vidas con su actuación (23 personas detenidas seis días antes de las elecciones). Es una payasada a lo Benny Hill (como la detención de Rato, en la que, para hacerlo algo creíble, se buscó la intervención policial, pero tuvieron que recurrir a la de Aduanas y, por lo que se dice, incluso les compraron chalecos para la ocasión).
Hasta la fecha van ya más de sesenta personas detenidas; gente normal con una vida normal que vive en un lugar normal y que, pese a no haber ningún riesgo de fuga, han sido detenidas de manera bien visible cerca de sus domicilios, cuando bien podrían haberse limitado a enviarles una citación para tomarles declaración, pero eso no vende, eso no estigmatiza, eso no hace verdadero daño ni cuelga medallas o hace méritos. Es mejor hacer una buena performance a la americana y llamar la atención del público ansioso de «justicia».
Operación araña, más irregularidades
Las irregularidades no acaban ahí y siguen tras la detención, cuando solicitan que se les entregue el teléfono móvil y el pin para rastrear los tuits. Eso es también ilegal y no pueden hacerlo si no hay una orden judicial previa y expresa (que en estos casos no la había). Y lo peor de todo es que ellos saben que es ilegal, pero también saben que la gente no lo sabe.
El único interesado en este tipo de actuaciones es el Gobierno que busca un golpe de efecto y no le importa a quien jode con ello. Pero ojo, si en lugar de este Gobierno tuviéramos otro distinto, no vayamos a creer que actuarían de otro modo; los intereses son siempre los mismos.
* Ramón Cerdá es autor del blog "El blog de Ramón".
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