Pienso para pobres
¿Sabe usted cuántas toneladas de comida se tira a la basura porque sencillamente no se ajusta a los cánones de belleza?
Hace unos días llegó un grupo de niños de once años al albergue de personas sin hogar donde trabajo. Era una actividad del colegio para conocer la realidad de este colectivo. Me asombró que algunos niños no supieran que hay personas que no tienen dónde dormir. Es una consecuencia de esta sociedad que esconde la realidad, lo que no se ajusta a los cánones de belleza establecidos. No queremos traumatizar a los más pequeños, nos repetimos con indulgencia. Pregunté a los chicos cómo imaginaban el albergue. Una niña me dijo, muy pizpireta, que lo imaginaba como una especie de gimnasio con muchas colchonetas en el suelo. Sorprendido ante la respuesta de la niña, le pregunté porque en el suelo, y no en camas. Su respuesta fue tajante. Como son pobres, no necesitan camas. Su planteamiento era que era mejor que durmieran muchas personas que pocas. La idea se extendió entre toda la clase...
No crean que es una idea descabellada de niños. João Doria, alcalde de São Paulo, y aspirante a la presidencia de Brasil, ha propuesto alimentar a los pobres con pienso. Se trata de un producto elaborado con alimentos próximos a caducar, descartados por la industria alimentaria. Aún así, el señor Doria lo califica como un alimento bendito... y completo. La plataforma Sinergia, responsable del proyecto, asegura que es una solución práctica y eficaz para combatir el hambre en el mundo. Como son pobres, no necesitan una alimentación saludable. Con bazofia es suficiente. Siempre es mejor que coman más personas que menos. Como ven, este alcalde ha llegado al súmmum de su conocimiento. Ha alcanzado a los niños de once años. Ocurre igual con las visitas a las favelas brasileñas. No es otra cosa que mofarse de los más desfavorecidos. Visitarlos como quien disfruta en un zoo.
El procedimiento es bastante sencillo. Solo hay que quitar la dignidad a las personas. De esta forma, ya los podemos tratar como ganado. Es, sencillamente, inhumano. Es una nueva tomadura de pelo de una sociedad egoísta que asegura que es mejor alimentar a muchos que a pocos. No se deje engañar. Nuestros mandamases están empeñados en hacernos comulgar con el pensamiento único. Seguramente tras este paso se decidirá esconder a los pobres en campos de alimentación —nótese la ironía—. Llámenme malpensado, pero tras esta iniciativa, solo veo más negocio para unos, y más segregación para otros. Hay alimentos para todos. Otra cosa es que sigamos empeñados en mantener una rueda económica que solo favorece a los poderosos. ¿Sabe usted cuántas toneladas de comida se tira a la basura porque sencillamente no se ajusta a los cánones de belleza? Nos engañan y lo que es peor, nos dejamos engañar. Somos tan estúpidos que seguimos comprado lo que no necesitamos en el Black Friday mientras nuestro vecino no tiene qué comer. Pero claro, no es su problema, ¿verdad? Mientras los que mueren de hambre sigan siendo negros, pobres, extranjeros...
* Diego Gafo es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Diego Gafo es autor del blog "Las cosas de DIEGVS".
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