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¿Por qué no se derrite un iglú?
Algunos expertos consideran que se pueden obtener 40 ºC de diferencia entre el interior y el exterior del iglú
Los iglúes son unas estructuras sólidas fabricadas con grandes bloques de hielo que permiten a los esquimales permanecer en su interior e incluso calentarse sin peligro de que se derritan. La clave está en la diferencia de temperaturas dentro y fuera del iglú, donde los vientos polares soplan a 50 grados bajo cero y en las distintas capacidades que poseen el aire y la nieve para almacenar el calor.
Hay que tener presente que el aire es un pésimo acumulador de calor: basta el calor corporal del esquimal para que se caldee el ambiente, pero el aire caliente se enfría nada más tocar las paredes de hielo. Éste, por el contrario, necesita un gran aporte de energía calorífica para derretirse, algo que no se consigue gracias a las gélidas temperaturas que reinan en el exterior. Es por ello por lo que las paredes del iglú sólo empiezan a sudar durante la época estival, cuando la temperatura ambiente alcanza los 20 ºC.
En el interior del iglú la temperatura puede estar, en ocasiones, en torno a 16 ºC y la nieve funde, en condiciones normales, a 0 ºC.
En primer lugar, fuera del iglú la temperatura es muy baja (por supuesto inferior a 0 ºC); puede ser, por ejemplo, de -30 ºC ó -40 ºC.
En segundo lugar, la nieve es un buen aislante (también el hielo, pero peor). Esto significa que transmite mal el calor y el frío, aunque pueda parecer sorprendente. Los poros de la nieve están llenos de aire y el aire es un mal conductor del calor. Piénsese en los aislamientos térmicos con doble ventana que contienen aire en su interior.
De todas formas, la nieve para construir el iglú interesa que sea suficientemente compacta, para lo cual, a veces, se pisa y después se corta en bloques como si fueran ladrillos para construir el iglú apoyando unos sobre otros. Solamente con el calor desprendido por el ser humano se puede conseguir una temperatura en el interior del iglú muy superior a la exterior, porque la nieve de la casita sirve de buen aislante. Pero no solamente produce ese efecto el iglú, sino que también impide que el aire exterior entre en contacto con los habitantes del iglú y les robe más calor.
Con el calor desprendido por cuatro personas y dos lámparas de aceite se puede tener, en muchos casos, una temperatura interior entre 0 y 2 ºC.
Algunos expertos consideran que se pueden obtener 40 ºC de diferencia entre el interior y el exterior del iglú y algunos estudios concluyen que la cifra de una diferencia de 32 ºC es realista.
En el interior del iglú se puede cocinar y los esquimales, por ejemplo, usan lámparas que queman aceite de foca y ballena que les sirven para cocinar e iluminar.
El iglú debe tener chimenea para que salgan los humos y gases de la respiración de los seres humanos y penetre oxígeno.
El aire calentado en el interior del iglú experimentará un movimiento ascendente, porque al calentarse se dilata y pesa menos que el aire frío, que bajará. Por tanto, la parte más caliente del iglú es la superior, que se suele destinar a dormitorios, la intermedia para cocinar y en la más baja se suele situar la entrada. El calor generado en el interior puede derretir alguna capa interior de la pared del iglú, pero se volverá a congelar al entrar en contacto con la nieve más fría.
En condiciones estacionarias, el calor que salga del interior del iglú lo atravesará e irá al exterior, sin quedar nada atrapado en la pared del iglú. Por eso no se derrite.
El aire interior del iglú está caliente, el de fuera está muy frío y el calor va espontáneamente de temperaturas altas a temperaturas bajas. No es lo mismo calor que temperatura. Continuamente el calor estará atravesando la pared del iglú, pero su temperatura no sufrirá variación significativa, es como si tuviéramos una manguera que conectara el interior del iglú, donde hubiera un manantial y desembocara en el exterior sin dejar nada del agua en la pared del iglú. Lo mismo pasa con el calor. Leer artículo completo en climacusticaparaarquitectos.com.
Hay que tener presente que el aire es un pésimo acumulador de calor: basta el calor corporal del esquimal para que se caldee el ambiente, pero el aire caliente se enfría nada más tocar las paredes de hielo. Éste, por el contrario, necesita un gran aporte de energía calorífica para derretirse, algo que no se consigue gracias a las gélidas temperaturas que reinan en el exterior. Es por ello por lo que las paredes del iglú sólo empiezan a sudar durante la época estival, cuando la temperatura ambiente alcanza los 20 ºC.
En el interior del iglú la temperatura puede estar, en ocasiones, en torno a 16 ºC y la nieve funde, en condiciones normales, a 0 ºC.
En primer lugar, fuera del iglú la temperatura es muy baja (por supuesto inferior a 0 ºC); puede ser, por ejemplo, de -30 ºC ó -40 ºC.
En segundo lugar, la nieve es un buen aislante (también el hielo, pero peor). Esto significa que transmite mal el calor y el frío, aunque pueda parecer sorprendente. Los poros de la nieve están llenos de aire y el aire es un mal conductor del calor. Piénsese en los aislamientos térmicos con doble ventana que contienen aire en su interior.
De todas formas, la nieve para construir el iglú interesa que sea suficientemente compacta, para lo cual, a veces, se pisa y después se corta en bloques como si fueran ladrillos para construir el iglú apoyando unos sobre otros. Solamente con el calor desprendido por el ser humano se puede conseguir una temperatura en el interior del iglú muy superior a la exterior, porque la nieve de la casita sirve de buen aislante. Pero no solamente produce ese efecto el iglú, sino que también impide que el aire exterior entre en contacto con los habitantes del iglú y les robe más calor.
Con el calor desprendido por cuatro personas y dos lámparas de aceite se puede tener, en muchos casos, una temperatura interior entre 0 y 2 ºC.
Algunos expertos consideran que se pueden obtener 40 ºC de diferencia entre el interior y el exterior del iglú y algunos estudios concluyen que la cifra de una diferencia de 32 ºC es realista.
En el interior del iglú se puede cocinar y los esquimales, por ejemplo, usan lámparas que queman aceite de foca y ballena que les sirven para cocinar e iluminar.
El iglú debe tener chimenea para que salgan los humos y gases de la respiración de los seres humanos y penetre oxígeno.
El aire calentado en el interior del iglú experimentará un movimiento ascendente, porque al calentarse se dilata y pesa menos que el aire frío, que bajará. Por tanto, la parte más caliente del iglú es la superior, que se suele destinar a dormitorios, la intermedia para cocinar y en la más baja se suele situar la entrada. El calor generado en el interior puede derretir alguna capa interior de la pared del iglú, pero se volverá a congelar al entrar en contacto con la nieve más fría.
En condiciones estacionarias, el calor que salga del interior del iglú lo atravesará e irá al exterior, sin quedar nada atrapado en la pared del iglú. Por eso no se derrite.
El aire interior del iglú está caliente, el de fuera está muy frío y el calor va espontáneamente de temperaturas altas a temperaturas bajas. No es lo mismo calor que temperatura. Continuamente el calor estará atravesando la pared del iglú, pero su temperatura no sufrirá variación significativa, es como si tuviéramos una manguera que conectara el interior del iglú, donde hubiera un manantial y desembocara en el exterior sin dejar nada del agua en la pared del iglú. Lo mismo pasa con el calor. Leer artículo completo en climacusticaparaarquitectos.com.
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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