“Puede que el fútbol se acabe”
Entrevista a Zdenek Zeman, entrenador del Cagliari
Una voz castigada por la edad y el tabaco anticipa su llegada. “Tu sei il mio amore...”, canta Zdenek Zeman (Praga, República Checa; 67 años) al tiempo que asoma con paso pesaroso pero decidido por la sala de prensa de la ciudad deportiva del Cagliari.
Es la apuesta del club para recuperar el fútbol y el afecto del aficionado, desgastado como estaba tras los despropósitos del expresidente Massimo Cellino, que, entre otras cosas, decidió forzar a los poderes políticos para que renovaran el estadio de Sant’Elía al hacer que su equipo jugara de local en Trieste, a más de 1.000 kilómetros de la isla.
El Cagliari inicia este domingo con un nuevo mandatario [Tommaso Giulini] otra era en la Serie A ante el Sassuolo (20.45). Y lo hace de la mano de Zeman.
“No sé si soy distinto al resto, pero sí que vivo bien conmigo mismo”, expone el técnico de piel estriada, ahora también bronceada por el sol de Cerdeña. Canícula que no impiden sus dobles raciones diarias de entrenamiento. “Cuanto más espectáculo quieres dar, más tienes que trabajar”, advierte.
Pregunta. ¿Su pasión por el fútbol no se consume?
Respuesta. Espero que no. Con los años que tengo, esto lo hago por mí, porque me gusta. El fútbol es uno de los amores de mi vida, además de cualquier mujer... Yo entrenaría hasta el final. Pero eso no depende de mí, sino de la confianza que me dan.
P. Siempre ha defendido el 4-3-3 y jugar al ataque. ¿Es una propuesta que no pasa de moda?
R. No lo sé, pero mi influencia e inspiración fue Stefan Kovacs [técnico que dirigió al Ajax campeón de Europa en 1971 y 1972]. Entendí que el fútbol es espectáculo. Debemos hacer que la gente se interese porque de lo contrario, se aburre, duerme y no vuelve. Yo quiero tener al público divertido y despierto. Quizá es que soy viejo y por lo tanto romántico. Pero aún así, a mí me gusta más un gol que un aplauso.
P. ¿Cree que es lo mismo perder por un gol que por seis?
R. No, pero sí creo que los entrenadores deben leer los partidos de forma distinta a la afición. Puede ser que pierdas y tus jugadores lo hayan hecho bien; y puede ser que ganes y no te guste lo que han hecho. Yo miro las prestaciones, no los resultados. Y no soy feliz si mi equipo gana sin buen fútbol. Solo los aficionados pueden alegrarse por eso. Un entrenador, no.
P. Usted dice que le acusan de ganar poco, pero que se siente ganador porque tiene el afecto de la gente. ¿Es así?
R. Para empezar, soy el entrenador que más jugadores ha dado y construido para la selección italiana. Así que no he perdido tanto... Y sí, creo que el público del fútbol aprecia mi trabajo. A veces, los perdedores ofrecen más que los ganadores.
P. ¿Y como se le hace entender eso a un jugador?
R. El jugador lo que debe entender es que debe dar ahí fuera lo mejor que tiene dentro. Así podrá ganar.
P. ¿Por qué desaprueba el catenaccio?
R. Simplemente no he pensado nunca en jugar al catenaccio. Y si lo he hecho es por culpa de la bravura del rival. El autor de esta entrevista es Jordi Quixano. Leer noticia completa y ver hilo de debate en elpais.com.
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