De entre todos, el de la tierra mojada, el olor de las tormentas, es quizá el que a más personas, independientemente de su contexto cultural o geográfico, resulta agradable. Se trata de un olor reparador que nos hace sentir conectados con la ecosfera y que, con toda seguridad, ya resultaba gratificante para nuestros antepasados pre-humanos muchos millones de años atrás. Es una fragancia que despierta en nosotros antiguos resortes y que los nativos norteamericanos denominaban “el sagrado aroma del mundo”. También se le denomina "Petricor", del griego "Petro" (Piedra) e "Ikhor", que según la mitología griega era el componente etéreo, la esencia que corre por las venas de los dioses. Cuando esta fragancia llega a nuestras pituitarias, en el aire flota el preludio de la borrasca o tormenta que se acerca de forma inminente, sobre todo cuando esta lo hace en tiempo seco. Y es que, precisamente cuando llueve sobre la tierra reseca, es cuando se hace más perceptible este olor; cuando es más necesaria, va precedida por el anuncio de su aroma. Profundizando en el origen de dicho aroma – y más allá de sensaciones subjetivas y de asociaciones evidentes- durante mucho tiempo se pensó que su explicación científica se encontraba alejada del humedecimiento de la tierra por la lluvia y que más bien estaba relacionada con el olor del ozono que se forma en la atmósfera durante las tormentas. Pero recientemente se ha descubierto y confirmado que la causa del olor a tierra mojada tampoco obedece a ese gas y tiene una procedencia mucho más sorprendente.
La bacteria
Streptomyces coelicolor habita en la tierra y en la vegetación descompuesta y poseee gran importancia en medicina pues puede producir antibióticos, antifúngicos y agentes antitumorales, entre otras sustancias. Esta bacteria segrega una molécula llamada Geosmina (un metabolito volátil, "Aroma a tierra" en griego) que es la verdadera causante del "olor a tierra mojada". De hecho, parece que la única misión que posee dicha segregación es, precisamente, generar ese olor. Pero ¿De qué modo beneficia la producción del olor a la
Streptomyces coelicolor? La respuesta nos conduce a un maravilloso mecanismo evolutivo que ha ayudado a la bacteria colonizar y sobrevivir en cualquier rincón del planeta en el que haya un poco de tierra húmeda. Leer artículo completo en
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