¿Quieren ustedes que el equipo de sus amores sea reconocido en el mundo entero como un ejemplo de deportividad?
Estaría bien escuchar esto en las ruedas de prensa de los entrenadores
Hace poco, le preguntaba a un amigo periodista si él consideraba interesante que le preguntásemos a Míchel si él vería con buenos ojos que un jugador de nuestro Málaga, en el último minuto con empate en el marcador, le dijese al árbitro que el penalti recién señalado a favor no había sido en realidad. En el fondo, significa preguntar si está de acuerdo con ganar independientemente de que los medios sean o no honestos. La pregunta, que tiene su guasa, podría hacerse extensiva a la afición: "¿Quieren ustedes que el equipo de sus amores sea reconocido en el mundo entero como un ejemplo de deportividad (la verdadera deportividad se demuestra con cosas como esta), como un referente ético, como un espejo en el que cualquier padre querría que su hijo se mirase? ¿O prefieren que su equipo gane como sea (vaya, lo habitual, aunque no lo más digno)?
Volviendo a mi amigo periodista, él afirmaba que la pregunta del principio "no vende, no interesa". A mí me cuesta creerlo. Me cuesta encontrar un tema más interesante y trascendente, que pueda elevar más el alma de un deportista o de un aficionado. En el fondo, las personas estamos en el mundo para vivir sensaciones que provoquen vuelcos internos de satisfacción y no es plan de dejar pasar buenas opciones para ello.
Hace unos meses, acudí como invitado a El Chiringuito. Allí, uno de sus colaboradores, Cristóbal Soria, discrepó abierta y vehementemente conmigo en cuanto a la importancia de la honestidad, afirmando que lo único importante en el fútbol es ganar; que la honestidad está muy bonita para contárselo a los niños y para escribir libros. Yo le contesté que el fútbol debe regirse por los principios éticos que deseamos para el resto de ámbitos. Es más, una auténtica revolución ética en el fútbol supondría una enorme bocanada de aire fresco para la sociedad y provocaría reflexiones que conllevarían un gran beneficio. Al contrario que mi amigo, ¿habrá periodistas que consideren interesante plantearles estas cuestiones a entrenadores y jugadores? ¿Qué pensarán los aficionados? ¿Y los presidentes de los clubes? Sería bonito saberlo.
Exárbitro y colaborador de Clan de Fútbol
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