"Schoep", el perro que emocionó a las redes muere a los 20 años

Jueves, 1 de agosto de 2013 | e6d.es
• Un ejemplo de vida, amor y amistad

El pasado 18 de Julio John Unger en su página de Facebook dedicada para contar la historia de su amigo durante mucho tiempo anunció su muerte con este mensaje: "Respiro pero no puedo mantener mi aliento. Schoep murió ayer. Más información en los próximos días".
"Este video es nuestro homenaje a Schoep y John Unger".
"Que estos ejemplos de vida, amor y amistad motiven a muchos para continuar con esta historia y que Schoep no sea el único rescatado del maltratado y la indiferencia. Como él, muchos están en nuestras calles, perreras, centros de zoonosis y albergues esperando una oportunidad para dar todo su amor. Apoyemos y difundamos la adopción de animales sin hogar con responsabilidad y amor".
En Facebook. Pagina de "Shoep y John":  https://www.facebook.com/Schoep.and.J...
Pagina de "Seamos Más Animales Como Ellos": https://www.facebook.com/seamosmasani...
 
Un cuento que va de dos amigos
Una foto de una huella en la arena publicada en Facebook ha puesto punto final a una de las historias más tiernas de las miles que circulan a diario por la red. El cuento va de dos amigos. Uno de ellos, un perro artrítico de 19 años que solo cuando se sumergía en el agua dejaba de sentir la tortura de sus viejos huesos. El otro, un hombre que le devolvió el cariño que durante dos décadas le dio el animal y que lo mantenía a flote, en brazos. ‘Schoep’, que acaba de fallecer a los 20 años, estaba enfermo y cada día, al atardecer, John Unger lo llevaba al lago de Bakefield en Wisconsin y lo mantenía sobre el agua hasta que el perro se quedaba dormido con la cabeza en su pecho. La imagen que caza la escena, firmada por la fotógrafa Hannah Stonehouse Hudson (https://www.facebook.com/stonehousephoto) dio la vuelta al mundo y se convirtió en un viral que habla sobre la amistad irrenunciable entre hombre y perro.
Unger cumplía esa ceremonia desde que el veterinario le dijo que el mestizo pastor que le había acompañado durante media vida sufría tremendos dolores por una severa artritis y una displasia de cadera, dos males comunes a los canes de avanzada edad. Supo también que el agua y la falta de gravedad mitigaban los pinchazos de las dos enfermedades, así que tomó a Schoep y lo introdujo el lago. Lo cogió en brazos, le susurró como a los viejos amigos y el perro se quedó dormido. Desde entonces repetía diariamente ese momento de intimidad.
Cuando los medios le preguntaron a Unger por qué lo hacía, respondió que el perro fue su compañero de aventuras durante 20 años y que cuidó de él siempre. Le estaba devolviendo el favor. Fue justamente al borde del agua cuando vivieron uno de sus momentos vitales. Fue hace mucho. John lo adoptó en un refugio cuando solo era un cachorro maltratado y desconfiado con los humanos. Tardó meses en creer en su nuevo dueño, pero se hicieron inseparables. Un año después, Unger y su novia se separaron y él cayó en una profunda depresión. Una noche, pensando en acabar con su vida, se acercó al lago. No sabe explicar cómo Schoep le hizo ver con su mirada que tenía que seguir adelante, así que dio media vuelta y juntos volvieron a casa. El perro no durmió en toda la noche. "Me estaba vigilando", explica su dueño. El autor de este texto es Francisco Apaolaza. Leer artículo completo en lasprovincias.es.