Suplementos de verano. Rivera & Rajoy
"Lo que sí que resulta magistral es la jugarreta del experto en dejar pasar el tiempo hasta que mueran de asco los contrincantes"
Ya me decían que no podría callarme, lo he ido intentando a lo largo de estos días porque se me hinchan las meninges y eso no es bueno. Además como dicen en Teruel “¿Dónde irá el buey que no are?”. Y por si eso no fuese poco algunos de vosotros me habíais preguntado si me pasaba algo porque no había dicho ni pio sobre el culebrón del verano y eso de que nos recordaran que existía el día de navidad estando en el chiringuito olímpico, como si fuese el anuncio de Loterías.
Vaya por delante que no creo que lleguemos a votar el 25 de Diciembre, no porque confíe en que se acabe esta tragicomedia, en un sentido u otro, sino porque por el bien de la sociedad se darán cuenta de que no podemos tragar con este chantaje sin nombre al que nos somete el señor de la barba diciendo “si no me aceptáis, votareis en Navidad y colgareis papeletas en el árbol” y conseguirán evitarlo, hay formas de conseguirlo. ¿A alguien se le pasa por la cabeza lo que saldría de una discusión en la cena de Nochebuena, en plena jornada de reflexión, entre cuñados, con turrones, gambas, vino peleón y pastelitos? Seguro que lo de Puerto Hurraco quedaría en un chiste. A más de cuatro se les podía ocurrir regar con cianuro el pavo de Navidad o apuntar a un ojo al descorchar la botella de cava.
Lo que sí que resulta magistral es la jugarreta del experto en dejar pasar el tiempo hasta que mueran de asco los contrincantes. Eso de forzar la máquina para que no queden más narices que convocar elecciones no parece que sea más que otra de esas trampas saduceas a que nos tiene acostumbrados y que al final, ni se sabe cómo, acaban saliéndole bien. De hecho ya han empezado a dar sus frutos porque con esto de la negociación con Ciudadanos ha conseguido ya cosas como rellenarnos el verano y llevarnos a estos días taciturnos en los que olemos el final del verano (poned al Duo Dinámico, please). Aparecen los coleccionables en los kioskos, lo vemos todo un poco menos luminoso, volvemos a la realidad, los días ya acortan y empezamos a tener menos ganas de caipirinhas.
Volviendo a lo de rellenarnos el verano. Los más veteranos seguro que recordamos cuando los periódicos en papel adelgazaban hasta el punto de que resultaba vergonzoso cobrarnos por ellos y entonces inventaban suplementos para “hinchar”. Pues eso mismo me parece que ha sido lo de la negociación con Ciudadanos, un relleno para entretenernos que le va a costar carísimo a Rivera (a quién aunque diga que “se ha sacrificado” ya le quedaba menos credibilidad que al NoDo). El asunto es que si te paras a pensarlo fríamente nos ha ido pasando todo el verano en un asunto que no lleva a ninguna parte porque al final hemos llegado a la investidura. Mariano nos ha contado, con su cara indolente y sin despeinarse, un cuento-discurso hueco en el que promete justo lo que ha ido triturando durante estos cuatro años (pretende que le creamos). Mañana votarán y continuarán faltándole manitas en alto.
Pero también es verdad que si por una de aquellas a algunos diputados del PSOE les diese una apoplejía o sucumbiesen a la modorra de una investidura a las 4 de la tarde un verano, Mariano habría conseguido tener a un “tonto útil” al que cargarle el muerto del invierno que nos espera después de 4 años de gobierno sordo y despótico. Lo dicho, un maestro, ni a Nicolás de Maquiavelo se le ocurriría.
Pero el verdadero problema está en la otra parte, la desaparecida izquierda que parece diluida como un azucarillo en una piscina olímpica verde esmeralda de Rio. Nuestra izquierda ha entrado en el juego de Mariano como ratón en una ratonera. Ha aceptado la posibilidad de sacar a pasear las urnas en Navidad, sin temer que los cuatro integristas que acudirán a votar acabarán dándole una flamante mayoría absoluta al PP que ha desmontado a Rivera porque, después del espectáculo, en Ciudadanos no se votarán ni ellos mismos. Lo que parece claro es que, bromas aparte, si llegamos a esto y vuelven a tener mayoría absoluta tendremos un problema serio con la picadora de carne. La jugada les habrá salido perfecta.
Todavía espero que pueda darse una mayoría que cambie el rumbo del barco (iluso que es uno), hay formas de evitar a Mariano. Pero si no es posible, toca asumir la derrota amarga y aprender de ella. Deberíamos entender que más vale un gobierno en minoría al que poder atar en corto que tener que sufrir otra ración de apisonadora, no lo aguantaríamos.
* Salva Colecha es autor del blog "En zapatillas de andar por casa".
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